CAPÍTULO 15

MARCO

¡Simonella estaba embarazada de dos! Tendríamos dos hijos y mis papás estaban felices de la emoción de volver a ser abuelos, porque sin duda Amaranta no estaba despuesta a tener más, y sobre todo, ya no tenía edad, que no me oiga, porque me agarra a florerazos.En cuanto mi mamá se enteró, corrió por toda la sala emocionada, abrazó a Simo, y luego me abrazó y me dio un ataque de besos, como cuando era pequeño, por supuesto mi padre fue mucho menos efusivo, pero sé que la noticia lo hacía feliz, pues hacía poco que mi tío Felipe había muerto, y eso lo tenía triste.—¿Se van a casar? — Mi mujer y yo nos volteamos a ver con complicidad y le dije a mis padres… — Nos casamos en Las Vegas, pero podemos volver a casarnos si es lo que ustedes quieren.Simonella y yo ya lo habíamos platicado, a mi mamá le causaba ilusión y sé que en el fondo a mi esposa también, le pesaba que no estuviera su padre para acompañarla, pero ahora tenía a mi padre, al tío Eugenio y al tío Sebas, que por cierto lo quería muchísimo, hacían buen equipo en temas de floristería.Mi hermana Ami estaba loca de felicidad —¡Voy a ser tía! ¡Por fin sabré lo que se siente ser tía! — Y peor que la loca de mi madre, cada semana me llegaba con algún regalito para los bebés. Aún no sabíamos que sexo tenían, pero llegaban con ropita unisex, naranja, verde, morada, roja y todo tipo de artefactos y juguetitos. Mi tía Hortensia se ofreció a prepararnos la recepción y mi papá se encargó de los trámites legales y eclesiásticos, no por nada, pero el tío Felipe lo había dejado bien conectado. Unos días antes de la ceremonia, Simo se desmayó, me llamó mi mamá para decirme que iban camino al hospital, que me esperaban en urgencias en el H+, tomé las llaves de mi carro, y salí de la empresa como alma que lleva el diablo. Cuando llegué, mi mamá y Ami estaban ahí, estaban preocupadas, pero se veían tranquilas. Me dejaron pasar a ver a mi mujercita, y ahí estaba, algo paliducha, pero sonriendo. —Estoy bien guapo, no pasó nada, parece que estoy anémica, dice el doctor que han sido muchas emociones…Y como no, si hace dos meses, no teníamos planeado tener hijos, al menos no de momento, queríamos esperar un par de años, casarnos y establecernos, no habíamos llegado a los treinta, por lo que estábamos en tiempo de tomarnos las cosas con calma. Pero un día, llegué a su casa de Toronto después de varias juntas y me recibió con la noticia. Estaba muy nerviosa, sé que no tenía idea de como decírmelo. Así que, envolvió la prueba de embarazo y los análisis clínicos que se hizo para estar segura y me los dio aquella tarde, mientras cenábamos a la luz de las velas, en una mesa de centro de la sala.—Vas a ser papá…Emocionado, me dejé ir a sus brazos llorando de emoción… ¡Vamos a ser papás!, grité eufórico. Pero todo fue un desastre, tiré las copas, la vela, afortunadamente se apagó con la misma cera, y todo se volvió un caos. Después de limpiar el desastre, le pedí que se casara conmigo en Las Vegas. —Me hubiera gustado casarme antes de que el bebé estuviera en camino, pero al parecer el bebé quiere ser parte del evento. Vámonos el fin de semana a Las Vegas y nos casamos.Nunca olvidaré su cara de sorpresa y como exclamó:—Are you crazy? Las Vegas es una ciudad de perdición…—Y bodas locas, nuestra historia ya es estable, luego hacemos una ceremonia con la familia y nuestros amigos, si no mi mamá me deshereda.Aceptó, hicimos una maleta y viajamos aquel fin de semana a Las Vegas, nos casamos en una capilla de Elvis, vestidos como gente decente y sobrios. Pasamos un par de noches en un bonito hotel llamado Montecito y luego pedí un par de días en el trabajo y volamos a México para hablar con mis padres, pero antes de darles la noticia, fuimos a visitar al doctor Nuñez, el ginecólogo de mi hermana Amaranta, para que nos hiciera la primera ecografía del bebé, y cual fue nuestra sorpresa, estábamos de diez semanas de embarazo y se escuchaban dos latidos de corazón…—Van a ser gemelos…Simonella se quedó en shock, y no es para menos, yo tampoco lo podía creer, si asimilar la idea de ser padre era mucho, enterarme de que serían dos hijos, me dejaron sin habla. ¡Dos hijos! Después Simonella me hizo reaccionar y nos miramos sorprendidos, luego nos dio un ataque de risa y por supuesto, que, si no fuera porque estaba muy emocionado con la noticia, me hubiera desmayado. Saliendo de la clínica del doctor en la calle Juárez, cerca de la florería de la abuela y de la casa de mis padres, caminamos sin prisa, tratando de asimilar la idea, y observando la impresión que nos dio el doctor, la primera foto de mis “adorables criaturas”, no me imaginaba como papá, pero sin duda la emoción me tenía loco de amor.Mis padres se volvieron locos de emoción, mi mamá no dejaba de sonreír y mirarme con sus ojitos ilusionados, hacía tanto que no la veía tan contenta y mi padre, no se diga.—Ya los quiero conocer, los voy a consentir más que a Diego Alexander.Volviendo al tema del desmayo de Simonella, aquel día en el hospital tuvimos una charla muy seria.—Quiero que los bebés nazcan en México, yo me siento muy tranquila estando cerca de tu familia, quiero que nos quedemos a vivir aquí, si viajamos a Toronto, ¿qué voy a hacer allá si tu trabajas todo el día?—Mi jefe me preguntó si quería quedarme de fijo aquí o allá. Me has dado la respuesta. Si tú quieres quedarte en México, nos quedamos.Simonella se adaptó a mi familia muy bien, mi mamá era una suegra insoportable, pero en el fondo se querían. El día de la boda, mi tío Sebastián hizo el papel de padre, entregó a Simo y la acompañó hasta el altar de la iglesia. Eran pocos invitados, la familia y algunos amigos cercanos de aquí y otros tantos que vinieron de Canadá, una tía lejana de Simonella, que vivía en Ontario, pero en realidad no eran muy cercanas. Amy se lució con las flores, como siempre y la tía Hortensia con la recepción. Nos casamos en el templo de San Francisco y de ahí caminamos a la casona de los cinco patios, donde mi cuñado Franco tenía influencias. Los primeros tres meses de embarazo, dijo el docto que era como de instructivo. Vomitó todos los días por la mañana al levantarse, comía aceitunas y galletas maría todo el día, y dormía siempre que podía. El segundo trimestre, se veía radiante, comía como niña de hospicio, por las mañanas y por las tardes, solo comía fruta. Subió en promedio un kilo por mes, y el doctor Nuñez decía que era lo adecuado. “El embarazo de su esposa parece de librito”. Y es que todo lo que decía en los libros de embarazo que debía suceder, sucedía.El departamento de Amaranta comenzaba a parecerme pequeño, pensando en los dos bebés, las dos cunas, y los “dos” todos que íbamos a necesitar, me agobiaba, por lo que le propuse a Simo comenzar a buscar casas más grandes. —José Carlos tiene una casa muy linda en Carretas, cerca de mi casa, se acaba de desocupar, ¿por qué no van a verlas? Carretas me parecía una muy buena opción, cerca del centro y a unos pasos de las principales avenidas, así que llamé a Don Jos y la fuimos a ver. La casa era de una sola planta, con tres recámaras, sala comedor, cocina, estudio y un jardín enorme con estacionamiento para tres carros. —¿En cuánto me la renta?—¿Cuánto estás dispuesto a pagar?—No me ponga en ese predicamento don Jos, que me da mucha pena.—Eres como mi nieto Marco, siempre se la he rentado a gente conocida, solo para que la casa no esté sola y se haga vieja. Por mí, te la presto mientras se hacen de su casa, o si se acomodan y quieres comprármela más adelante, encantado te la vendo.—¿Estaría dispuesto a venderla?—Claro muchacho, o si te esperas a que me muera, a lo mejor te la heredo.—No diga eso Don Jos, le agradezco. Por fin, después de un rato de negociación, llegamos a un acuerdo. Unas semanas después, y una manita de gato a la casa, nos mudamos. Decoramos el cuarto de los bebés, aún no sabíamos que eran, el doctor nos dijo en el último ultrasonido que al parecer los dos eran niños, pero uno de los bebé no se dejaba ver bien, por lo que no habíamos hecho planes de nada, ni de nombres ni nada.En el tercer trimestre, como lo decían los libros, a mi esposita ya le costaba mucho trabajo dormir, a veces se dormía sentada porque el reflujo no la dejaba dormir. Casi no comía por las tardes, y tenía ataques de náuseas constantemente. Los olores muy fuertes le daban asco, incluso mis lociones. Mismas que tuve que guardar en una bolsa hermética y llevármelas muy lejos. A veces hasta creo que yo también le daba un poco de asco, pero ella decía que no para no hacerme sentir mal.Faltando unos meses para el nacimiento, tuve que salir de viaje, y mi mamá sugirió que Simonella se quedara en su casa por si algo se ofrecía. Simo aceptó encantada, además pasaba casi todas las mañanas en la florería con mi madre y por las tardes se turnaba con Hortensia en las florerías de Amy.Una tarde, a unos días de mi regreso, mientras armaban unos bouquets para un evento del club rotario en el club de los industriales, Hortensia le preguntó a Simo que qué nos hacía falta. No podíamos quejarnos, entre los regalos que Amy y mi mamá nos daban cada semana, los regalos de los Baby Showers y lo que nosotros íbamos comprando, no tenía idea que le haría falta a los bebés. —Creo que ya tenemos todo, ya están las cunas, muchos pañales, ropita de todas las edades, biberones… Creo que ya está todo. —¿Ya tienen carriola?—Oh, no. Lo hemos pensado tanto. No nos decidimos por cual, son tan grandes y voluptuosas, que no sabemos si comprar dos individuales o una grande doble. —Yo les compro dos individuales o una doble, escojan la que más les guste y Eugenio y yo las pagamos. Cuando volví de mi viaje, me topé con una carriola roja enorme en la sala de mi casa. Dos sillitas de coche y una cuna de viaje.—¿Y esto?—Regalo de Horte y Eugenio.Ocupaban la mitad de la sala, y había algo importante que verificar, que la carriola cupiera en la cajuela de la camioneta.—¡No cabe! — Me dijo frustrada. —No pasa nada cariño, vamos a devolverla y compramos otra. Y así, con mil y un cosas, estábamos en la semana 38, seguíamos sin saber si eran niños o niñas, o niño y niña, todo podía suceder, pues no eran gemelos idénticos. El doctor nos había citado para una revisión de rutina.—Wow, ¿quieren saber el sexo?En ese momento, Simonella y yo nos quedamos viendo nerviosos y al mismo tiempo gritamos que sí… —Es un niño y una niña. La emoción nos invadió una vez más, los ojitos de mi esposita se pusieron vidriosos, en el fondo sé que ella deseaba una niña, yo, con que los dos estuvieran bien, me daba por bien servido. —¿Ya podemos escoger los nombres con seguridad? — Le pregunté al doctor.—Sin duda.—A partir de este momento, los bebés pueden nacer en cualquier momento. Todo indica que podremos traerlos por parto natural, se están acomodando bien, usted tranquila que del resto me encargo yo…Salimos muy contentos, caminamos a la casa de mis padres y disfrutamos la tarde.—Me gusta el nombre de Melisa para la niña… — dijo Simonella — Tú escoge el de niño. —¿En serio? ¿Me dejarás escoger el nombre?—Claro tonto, me parece justo. ¿Te gusta el nombre de Melisa?—Sí, es bonito.—Pues que bueno, porque no está sujeto a discusión.—Me gustaría ponerle Santiago o Iñaki. Siempre me ha gustado el nombre de Iñaki.—¿Es mexicano ese nombre?—En realidad es vasco, significa Ignacio.—Me suena raro, pero es lindo. Nunca lo había escuchado.Aquella noche, les dimos la noticia a toda la familia, curiosamente, todos estaban ahí, mis padres, mi hermana, mi cuñado, mi sobrino, mis tíos… Fue la última noche que estuvimos todos juntos pues al día siguiente, comenzó el trabajo de parto, los bebés nacieron un par de semanas antes de lo esperado, pero nacieron bien. Iñaki peso 2.8 kilos y Melisa 2.6 kilos. Fue un parto largo, a mi se me hizo eterno, fueron 12 horas de trabajo de parto y otras 3 para que por fin nacieran. Los tuvieron en incubadora un rato, pero, esa misma noche los pasaron a su cuna.La habitación de hospital estaba llena de flores, sí, flores que mandaron todas las amigas de mi madre y mis familiares. Me persiguen las flores, es inevitable, y eso me hace muy feliz. Pasaron los días, ya en casa con los dos pequeños, comenzó el calvario. Melisa comía y el otro se cagaba. Melisa se dormía, e Iñaki vomitaba. Cuando Iñaki se dormía, Melisa se cagaba. Simonella no podía sola con los dos, yo había pedido vacaciones, pero no eran tantas, solo unos diez días, pues el resto me las cobré para la luna de miel. —Contrata a alguien para que les ayude. Se van a volver locos. Simonella lloraba todo el tiempo, era mucha carga para ella sola y a mi se me partía el corazón dejarla sola con los niños, pero no podía faltar a mi trabajo. Había veces que llegaba a casa, y todo era un desastre, entonces ayudaba en lo que podía, pero me ganaba el cansancio, y las nocjes eran eternas. Entonces, un día llamé a mamá, desesperado, ella me dijo que me tardé mucho en pedir ayuda, y fue cuando mis mujeres favoritas, Amaranta, la tía Horte y mi mamá, Lily, la hermosa Lily, se organizaron para hacer rondas, Pueblito se mudó a mi casa para ayudar con las tareas domésticas, y Simo comenzó a ser ella de nuevo. Las cosas mejoraron, pero, siempre hay un pero… Un día por la noche, mientras Simonella terminaba de preparar los biberones, se desvaneció. Fue terrible encontrarla tirada en la cocina, inconsciente. Llamé a Pueblito para que se quedara con los bebés mientras yo llamaba a una ambulancia y llamé a mis padres para que vinieran pronto. Mis hijos tenían apenas un mes de nacidos, y Simonella no estaba bien, estaba muy preocupado, pero no tenía idea de lo que estaba sucediendo y lo que estaba por venir.“La vida es un resumen de cinco palabras… Dios, Salud, Amor, Alegría y Esperanza. Que el primero siempre te cuide y el resto nunca te falte” Te invitamos a darnos Like en Nuestra pagina de FB e IG, para poder seguir leyendo nuestra apasionante historia, agradecemos tu apoyo para seguir creciendo y formando nuestra increíble comunidad.Da click aquí: https://www.facebook.com/LaCasaDeLasFlores.LaFloreria/Si quieres conocer nuestro catalogo floral: www.lacasadelasflores.comCon la colaboración de @patmunozescritora para La Casa De Las Flores-La FloreríaEsta historia es parte de nuestra historia por lo que cualquier parecido con hechos reales y similares están protegidos.Todos los derechos reservados, está prohibida la reproducción total o parcial de esta historia sin autorización de los autores.#lacasadelasflores#novela#queretaro#flores#floreria#floreriaenqueretaro#floresqueretaro#mividaentreflores#lilies#hortencia#margarita#arreglosflorales#rosas#enviodeflores#detalles#amor#drama#felicidad#novela#drama#historiasbonitas