CAPITULO 18

AMARANTA Y ALEXANDER—14 DE FEBRERO

Cada año, una de las fechas más estresantes es el día de San Valentín, pero es que el estrés comienza desde mucho tiempo atrás. Lo más complicado es entregar en tiempo para que nuestros clientes estén contentos, en muchas ocasiones los repartidores nos quedaron mal, por eso este año hemos decidido ofrecer un precio especial a quienes pasen a recoger sus arreglos.

Alex y yo hacemos muy buen equipo, mientras Franco se dedica a atender la distribuidora, yo organizo el resto, entre muchas cosas, la publicidad. Tengo ya un tiempo estudiando marketing digital, y la creación de la página de La Casa de las Flores la Florería, ha sido y sigue siendo un gran reto que durante la pandemia creció mucho, sobre todo en fechas especiales, como el día de las madres o el día de San Valentín, y es que aunque nos tenían encerrados, mandar flores siempre, desde hace siglos, es una linda forma de quedar bien con las personas que queremos, en el transcurso de la historia “regalar flores”, es un detalle para quedar bien, porque sí, por si las dudas, por nada y por todo.

Desde la mitología griega, cuenta la leyenda que a la diosa Afrodita, le encantaban las rosas rojas y se le veneraba con esta flor. Y luego en la época victoriana, enviar flores para hacer especial algún día o algún momento era importante, y cabe mencionar que, además, cada flor tenía un código o significado. Y es que, dentro de la gran variedad de flores, las rosas son las rosas, y las rosas rojas, ¡las rosas rojas! Una rosa, tres rosas, cien rosas o mil rosas rojas ¡son amor!, y miren que cuando hay un día especial en puerta como el 14 de febrero, yo empiezo a estresarme desde unas semanas antes, y es que los proveedores de flores empiezan con sus cosas, que si el precio, que si la calidad, que si me las mandan a tiempo, que si compro tanto más, y al final, pues saben que uno tiene que decir que si a sus precios a veces exorbitantes, este año están más caros que nunca y los clientes se quejan porque parece que uno sube los precios de los arreglos de flores a propósito, pero pues es que es una reacción en cadena, además tenemos que contratar más floristas, vienen de otras ciudades y cobran muy bien, todo esto con la intención de poder cumplir con todos los compromisos.

Comenzamos a recibir pedidos con varios días de anticipación y no podemos darnos el lujo de quedar mal, el año pasado tuvimos problemas con la empresa que nos ayudaba a repartir los arreglos desde temprano, con decirles que de los cincuenta taxis ejecutivos que iban a llegar desde las 7 de la mañana, solo llegaron catorce, ¡Sí,catorce! Luego estar revisando las compras en línea, vía telefónica y los clientes directamente en tienda, acabamos tardísimo y agotados. Y es que al día siguiente, parece mentira, pero se sigue vendiendo, pues muchas parejas tienen sus diferencias y el arreglo de perdón se va el día 15 de febrero.

La planeación y logística para la elaboración y la entrega oportuna de cada arreglo es aparentemente fácil, pero es bastante complicado, y bueno, es que mi mamá y la tía Hortensia, pues ya no tienen la misma energía que antes, aunque reconozco que me ayudan muchísimo, yo también tengo que estar pendiente de sus responsabilidades.

Unos días antes del 14 de febrero, Alexander llegó cabizbajo, hacía mucho tiempo que no lo veía así.

—¿Qué pasó?

—Marina se enojó conmigo…

—¿Por qué?

—Porque el 14 de febrero es uno de los días más trabajo tengo mamá, y ella quería que hiciéramos algo especial…

Todo me pasó por la cabeza, Diego Alexander siempre estaba conmigo en los días más pesados, desde muy chiquito, él muchas veces sacrificó su vida social para trabajar conmigo, y bueno, no trabajaba gratis, pero a Alex siempre le ha quedado claro que el trabajo tiene una recompensa, no solo económica, el ver a alguien sonreír después de recibir un arreglo de flores deja un gran sabor de boca, esa emoción de saber quien las envía y como buscan con inquietud la tarjeta con el remitente, es una sensación muy bonita, el saber que tu trabajo ha valido la pena.

—Alex… No sé qué decirte. ¿Le explicaste?

—Pues sí má, pero aun así me siento fatal, no sé cómo compensárselo. Además, es el primer 14 de febrero con mi florería…

—Bueno, yo nunca hice nada con mis novios en este día que para muchas personas es especial, yo siempre he estado del otro lado, como proveedora, solo una vez que tu papá me mandó flores a la florería… con unos chocolates y el año que estuve en Estados Unidos de intercambio que me puse una guarapeta que prefiero no recordar. Te prometo que en cuanto pase lo más pesado te vas para que estés con ella un rato o cámbiaselo por otro día.

—No sé mamá, el año pasado terminamos super tarde y ahora tenemos una florería más.

—Lo sé, pero cada año es diferente… es más, se me ocurre algo. ¿Por qué no le dices a Marina que se venga a la florería contigo? Que vea que es lo que haces y que te acompañe a repartir, no lo sé, tal vez lo disfrute como nosotros y podría pasar tiempo contigo.

—¿Tú crees que ella acepte?

—Nada pierdes con intentarlo.

No supe en ese momento si la idea era buena o mala, pero a mis ex, sobre todo a Iván, les tocó vivir eso, y al final no la pasábamos tan mal. Y con Franco, pues ya era otra cosa, no solo era mi pareja, era mi socio.

Para esos días, también teníamos un evento grande, una boda en la hacienda de La Laborcilla, justo al siguiente fin de semana. Charly Galicia, el Wedding Planner, tenía muchos años trabajando conmigo, y por supuesto la novia del evento; Rocío, quería unos arreglos florales exóticos, muy adecuados para el lugar donde sería la recepción. Teníamos cita para ver los últimos detalles, ya le habíamos hecho tres propuestas y en la última se había decidido por fin, pero nos había pedido unos cambios. En las tres citas que tuvimos, solo a la primera vino con el novio, “Francisco Rivera”, hijo de un conocido arquitecto de la ciudad. A mí me urgía que me definiera los cambios, pues yo tenía que hacer el pedido de las flores y el follaje que hiciera falta, pero Rocío siempre nos salía con que su novio esto, que tenía mucho trabajo y que no estaba segura. Charly me escribía todos los días para contarme cómo iban los acontecimientos, porque a ese hombre le encanta el chisme.

—Ay Ami, a mí se me hace que esta boda no se va a dar.

—No digas eso Charly…

—No, es que sí, fíjate, el tal Francisco no ha venido a ninguna degustación, que siempre tiene cosas de trabajo y eso, no viene para nada, y déjate de eso, ayer Rocío me dijo que él andaba bien raro…

—Bueno Charly, tú me avisas qué onda, porque faltan unas semanas y yo necesito planear, para tener todo lo necesario, son 50 arreglos, más las flores extras, la iglesia, el carro y todo eso.

Y fueron pasando los días, todo parecía caminar muy bien, las órdenes de compra para el día del amor y la amistad estaban hechas, y comenzábamos a tener pedidos anticipados, el trabajo comenzaba a acumularse, un día a la vez íbamos solucionando los tropiezos, siempre salían imprevistos, pero la idea es que fueran los menos posibles y poder cumplir con todos los pedidos sin errores (algo utópico pero no imposible), y es que este año el tráfico en la ciudad está peor que nunca, es como una película de terror, los recorridos que antes te llevaban 20 o 30 minutos se han convertido en una hora o más y con un poco de suerte, tal vez unos 45 minutos.

Mi mamá insoportable, en su clásico papel controlador y eso me saca un poco de quicio por lo que terminé por acceder a que en su patio fuera el centro de armado para surtir las flores  en la zona sur de la ciudad.

El año pasado, rentamos un salón de fiestas por Santa Rosa Jauregui, ahí estuvimos armando los arreglos y surtiendo a todas las florerías los pedidos y con stock para los clientes del momento.

Los nietos de Pueblito eran ya parte del equipo, nos apoyan con la entrega a domicilio y en días especiales forman una plantilla especial de reparto aunque no se dan abasto, siempre existe la posibilidad de que alguno de nosotros tenga que salir corriendo al rescate de algún imprevisto o un pedido de último momento.

Mi tía Hortensia se encargaba de atender los pedidos vía telefónica, mientras yo me encargo de las redes sociales, las plataformas y el WhatsApp.

El 13 de febrero, estábamos vueltos locos organizando los espacios para armar los arreglos cuando me llamó Charly, el wedding planner.

—Amaranta, Rocío quiere ir mañana a definir detalles…

—Charly, mañana es 14 de febrero, no los puedo atender, ¿puede ser el 16?

—Es que ya ves que el novio de esta niña siempre está ocupado y justo puede mañana. No seas así, recíbelos porfa, amiga, prometo que no te entretenemos más de 15 minutos.

–¿A qué hora?

–¿A las 11 am?

Mi cabeza decía que no pero mi corazón que sí. No me quedó más que aceptar. Pero yo sabía que eso no estaba bien. No iba a poder atenderlos como se merecen.

—En la florería de allende 29, a las 11 en punto. Solo porque eres tú Charly.

—Gracias amiga. Eres un sol.

Si el 14 de febrero cae en fin de semana, la ciudad es caótica por ser día de San Valentín. Si cae entre semana, la ciudad colapsa, y más este año que hay obra en una de las avenidas principales, por lo que el tráfico será nuestro peor enemigo, la gente trabaja, los niños van a la escuela, los hoteles y moteles están a reventar, los restaurantes también y hasta el gobierno organiza bodas comunales sin costo, un año, el municipio nos compró 50 ramos de novia, era algo muy sencillo, pero fue un día peculiar, pues el evento fue en el jardín Guerrero, y luego les organizaron una cena a los nuevos matrimonios en varios restaurantes de la ciudad.

Este catorce de febrero cae a principios de semana, y la ciudad por lo que desde el fin de semana estuvimos ocupados. El mero día, desde muy temprano llegamos a trabajar y tal como le recomendé a Alexander, invitó a Marina que llegó algo cohibida pero interesada en el tema.

Uno podría pensar que nuestro trabajo es solo armar ramos de flores, pero cada arreglo que sale de aquí tiene un propósito y nos hace parte de una historia, por lo general de amor. Amor de madre, de pareja, de hijos, de amigos, pero de amor.

Marina estuvo un rato observando hasta que se animó a preguntar en qué nos ayudaba y Alexander sonriendo se la llevó a armar moños y pegar etiquetas en la cadena de producción.

Antes de las 9, yo ya había visitado todas las florerías, habíamos enviado varias entregas y me había peleado con algunos proveedores, quedé de verme con Franco para ultimar detalles en El rey de las flores y regresé a la florería de Allende para atender a Charly y sus clientes.

Cuando llegué ya habíamos tenido algunos contratiempos, ya habían salido varios pedidos a entrega, pero un accidente en Constituyentes y Zaragoza, tenía parada una zona importante de la ciudad.

A las 11 am, llegaron los novios Rocío y Francisco, con Charly acompañado de su socio, Patrick, un extranjero que tenía muchos años en México organizando eventos, digamos que vino a revolucionar y explotar el tema en nuestra región, pues tenía un talento maravilloso para ello y Charly se había formado con él. Eran una de las empresas de eventos más populares en la región, digamos que la ciudad de Querétaro, San Miguel de Allende y sus alrededores contaban con una gran cantidad de lugares para bodas que hacían especial los eventos y nosotros éramos de sus principales proveedores.

Marina estaba sentada en la entrada junto con Alex, mientras éste revisaba su lista de pendientes. Rocío estaba muy sería y Francisco tenía cara de pocos amigos.

—Rápido Rocío, tengo que regresar a la oficina.

De inicio, si hay algo que no soporto es que un hombre le hable así a su pareja en público, pero yo no me podía meter en ese asunto. Marina y Alexander, al darse cuenta de la situación se levantaron y Alex les ofreció algo de tomar.

Los invité a pasar al patio, donde ya tenía instalada una mesa con el arreglo final y lo necesario.

—¿Para eso me hiciste venir? No inventes Rocío, ¿no podías tomar esa decisión tú sola?

Y Rocío se puso roja del coraje y junto a ella todos los presentes. Charly me miraba apenado, me di cuenta de que él sabía algo más, pero yo quién era para meterme en ese asunto.

Y como les dije, cada pedido, grande o pequeño, lleva una historia, de amor. Marina venía con las bebidas en la mano y Alexander ya se había integrado al trabajo cuándo el patán de Francisco comenzó a hacer sus comentarios despectivos.

—Paco — le dijo Rocío con los ojos ligeramente vidriosos y aguantando las ganas de estallar en llanto —, me parece que la única interesada en esta boda soy yo. Así que, lo mejor es que cancelemos nuestro compromiso. Amaranta, disculpas por hacerte perder el tiempo. — Se quitó el anillo de compromiso y lo dejó en la mesa, se dio la media vuelta y caminó hacia la entrada. Charly y Patrick se hicieron señas con la cara, uno de ellos, Charly salió detrás de Rocío y Patrick se quedó junto a Francisco esperando su reacción. Mientras Marina seguía sosteniendo la charola de bebidas esperando indicaciones.

—¡Rocío! Regresa aquí inmediatamente, no hemos terminado. ¡Estúpida! ¡No me dejes hablando solo! — gritó el tipo histérico.

—Patrick —dije con calma — se quedan en su casa, yo tengo mucho trabajo el día de hoy, con calma mañana podemos revisar lo que necesiten.

—¿Cómo que no nos puedes atender? — Se quejó Francisco —Entonces ¿por qué nos diste cita? ¿eh? ¿Mucho trabajo, juntar florecitas en una maceta…?

Respiré profundo, traté de contar hasta diez para no sacar lo peor de mí, porque yo cuando me enojo, me enojo, y ya estaba haciendo un esfuerzo sobre humano para no sacar a patadas a ese tipo de mi negocio, pero que se metiera conmigo y mi trabajo directamente ya era demasiado, aunque no contaba con que Marina iba a salir en mi defensa.

—Lo mejor es que se retire, no podemos tolerar que venga a insultarnos. Si le parece poca cosa es su problema, tenemos muchos clientes que, si se merecen una buena atención, y si quiere que le atendamos, discúlpese con Amaranta y haga otra cita o retírese.

Patrick me miró sorprendido, sin duda ninguno de los dos nos esperábamos que Marina saliera al rescate. Francisco tomó el anillo que Marina dejó sobre la mesa, se dio la media vuelta sin decir nada, pero echando humo por las orejas y se marchó.

—Gracias Marina, no me lo esperaba, una disculpa…

—Disculpa de que señora Amaranta, ese tipo se pasó tres rayas, y mejor discúlpeme a mí por meterme en lo que no me importa, pero me salió de alma.

—Te agradezco mucho, y por favor no me digas señora, solo dime Amaranta y háblame de tú…

—Lo intentaré…

El día siguió su curso, cerca de las 8 de la noche el ambiente comenzaba a sentirse más relajado, pero aún quedaban pedidos por atender. Me salí a caminar y respirar algo de aire fresco, y caminé inconscientemente a la casa de mis padres. Mi mamá ya estaba recogiendo y al verme, supe que algo estaba mal.

—Me llamó la señora Eugenia Rivera, que corriste a su hijo de la florería y que por tu culpa es posible que su boda se cancele.

—Yo no lo corrí, él solito se ganó que su novia cancelara el compromiso y además me insultó.

—Bueno, pues está muy afectada. Perdí una clienta.

—Mamá, no estoy de humor para eso, lo discutimos mañana, solo venía a ver si no se te ofrecía nada, todavía tengo que ir a cerrar las otras florerías y ver que no se quedó nada pendiente.

Salí peor de lo que llegué. Al volver a la que era la casa de mi abuela, me encontré a Marina con Alex despidiéndose.

—Marina, muchas gracias por todo. — Le dije.

—Feliz señora, la pasé muy bien y me gustó mucho aprender algo nuevo el día de hoy.  

Alexander me miró sonriendo, no había sido un catorce de febrero tradicional, al menos para ella, pero estuvieron juntos y sabía que me lo agradecía.

—¿Por qué no se van por ahí un rato? Yo me encargo… Franco no tarda en volver y Rosita también vendrá a ayudarme a recoger lo que haga falta.

Marina se acercó y me dio un abrazo, no me lo esperaba.

—Te admiro mucho, gracias por traer a este mundo a Alex, algo workoholic, pero ahora entiendo por qué, uno se la pasa muy bien haciendo sonreír a las personas. Yo me voy a casa y Alex se quedará a ayudarla, nosotros ya hicimos planes para el fin de semana.

Cuando entré a la florería, recibí un mensaje de Charly, lo ignoré, pues quería primero cerrar el día, pero solo de imaginármelo no me aguanté de la curiosidad: “Chisme, chisme… Es definitivo, la boda se cancela”, y era de esperarse, su historia de amor no había dado frutos, y era lo mejor. No le respondí, ya lo haría al día siguiente con calma.

Al salir al patio, el desastre estaba recogido. Marina, Alex y los floristas habían recogido casi todo y al centro había un arreglo de flores rojas y rosas. Al acercarme, había dos notas con corazoncitos rojos, esos que hay por todos lados el mes de febrero.

“Para la mejor mamá del mundo, gracias por estar siempre, saber que cuento contigo para todo es lo mejor, te amo… Diego Alexander”

Ese ramo y esa tarjeta eran para mi propia historia de amor. Alexander estaba parado atrás de mí y le di las gracias. Hace unos años, mi mamá, mi tía Horte, mi tío Sebas, Rosita y Pueblito, hicimos lo mismo por ella, le hicimos un arreglo de margaritas, lilys, hortensias y amaranta ¿por qué será? Ella nos dio tanto y nos dejó un legado hermoso, y ahora yo recibo ese cariño.

Nos apuramos para terminar lo que estaba pendiente, y antes de cerrar la florería para irnos a descansar le dije a Alex.

—Espero que también le hayas enviado flores a Marina, se lo  merece.

Al ver su cara, me di cuenta que no había tenido ningún detalle con ella, se regresó al almacén, aún teníamos una última entrega…

 “Lo más valioso no es lo que tenemos, sino a quienes tenemos” Anónimo

Con la colaboración de @patmunozescritora para La Casa De Las Flores-La Florería

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