HORTENSIA

CAPÍTULO 17

Mi vida emocional, mi vida en pareja y mi vida social estaban en el peor momento, a mis sesenta y tantos años, después de tanto tiempo casada con Eugenio, que, quitando el tema de su aventura con Lola, no me había fallado en nada. Me ha costado perdonarlo, pero al final lo he hecho. Hemos seguido con nuestras vidas y yo he tratado de ser una “madrastra” moderna, empática, Adalberto; el hijo de Eugenio y Gabriela su novia, no por nada se habían ganado mi cariño, y terminé por adoptarlos como míos.Al poco tiempo de su graduación, Adalberto se marchaba a Italia a estudiar una maestría y nos pidió que lo acompañáramos a pedir la mano de Gaby. Yo hice muy buena química con Alma, su mamá, y a partir de ese día me volví como la madrina de honor. Fuimos y venimos a todos lados a conseguir todo lo necesario para la boda, las llevé a la ciudad de México, a una casa de novias donde conseguimos un vestido divino, y como Marko el dueño, era mi excliente y amigo, les hizo un descuento muy grande. Tipazo.Pero mientras yo me encariñaba con Gaby, de pronto ella comenzó a actuar muy extraño. Llegué a pensar hasta que andaba con Adalberto por interés, porque se molestaba cuando no salíamos de compras a algún centro comercial o algún restaurante caro. Eugenio notó mi molestia un día, pero decidimos mantenernos al margen, al final tenían sus planes de matrimonio, y Gabrielita, como le llamaba Adalberto, tenía sus ratos de Chica Linda y sus ratos de niña consentida. Un día la llevé a la florería, Eugenio la invitó a irse conmigo para que no se aburriera con ellos que irían a un recorrido al rancho a revisar una cosecha de tomates hidropónicos, un nuevo negocio que estaba empezando con algunos de sus socios, que en realidad era parte de lo que le había dejado en herencia su tía Sandra. Yo nunca me metí en sus negocios, Eugenio me pasaba una cuota quincenal para los gastos de la casa y mis chuchulucos, por lo que lo que pudiera yo ganar de mis rentas y mi trabajo era todo para mí, para ayudar a mis niños de una casa hogar, el asilo de ancianos de Celaya, donde estuvo mi tía Pereza y a mis sobrinos, que siempre han sido mi adoración. Me daba la impresión de que Gaby, (o “la Gaby”, como le llamaba Amaranta), me tenía envidia o se ponía celosa cuando le daba apoyo a alguien más, sobre todo a mi Diego Alexander, que es tan trabajador, para mi es inevitable no darle sus regalitos ,lo tengo muy consentido, así como en su momento consentí a su mamá. Gaby siempre terminaba haciendo comentarios raros: “si yo tuviera una casa como la tuya”, “si yo ganara solo para mis caprichos”, “si yo hubiera heredado”, uno tras otro. Me extrañaba porque ella no era de una familia disfuncional, su papá era empresario, en León se gana mucho dinero en los negocios de la piel y el zapato, es una ciudad muy próspera que ha crecido mucho. Tuvo buena educación, estudió en el colegio de los jesuitas, y sus padres eran muy educados, pero ella estaba muy caprichosa con los detalles de la boda.—Hortensia, me gustaría que los ramos de flores fueran blancos, todos blancos con estas flores muy caras, ¿cómo se llaman? Orquídeas.—Es una flor muy exótica y linda. Déjame ver si podemos conseguirlas, pero hay muchas opciones muy bonitas.—¿O qué otra flor? Que no sean flores corrientes, ni gerberas, mira que me chocan y ni se digan las margaritas, me parecen simples y choteadas.—Bueno Gaby, no necesariamente, un ramo bien diseñado puede lucir mucho, sin importar la flor. Incluso las rosas, los tulipanes… ¡Alcatraces!Gaby estaba perdiendo el piso por sobre todas las cosas. Y yo me estaba desesperando por eso, de ser la novia linda de Adalberto que conocí tiempo atrás, se había convertido en una niña caprichosa, como si la boda la hubiera transformado.—Gaby, yo creo que antes de decidir el ramo, debemos terminar de definir algunos puntos, los tonos de los centros de mesa, y podemos diseñar algo muy lindo.—Pues también que sean orquídeas, amo las orquídeas, quiero todo con orquídeas. Sólo orquídeas Horte.—¿Quieres todo blanco?—No sé… quizá podríamos escoger algún color que contraste, algo así como un turquesa… pero que se vea elegante. Muchas flores, muchas…A regañadientes me dejó hacerle algunas propuestas, pero antes que escoger lo que le gustaba, se inclinaba por lo más caro. Un día, saliendo de la prueba de menú de postres, su madre le llamó la atención. Su madre perdió la paciencia y se salió del salón de banquetes furiosa. Me levanté y salí tras ella. —Discúlpame Hortensia, pero es que… mi hija se siente como niña con juguete nuevo. Su padre va a pagar la boda, pero está exagerando en cosas que me parecen fuera de lugar. —¿Y tú marido que dice?—Yo sé que él con tal de verla feliz, hace hasta lo imposible por pagar todo lo que ella quiera, pero es que tampoco podemos permitirnos tantos gastos ¿me entiendes? Mira, mi marido no es el padre biológico de Gaby, yo enviudé cuando ella tenía… no sé unos tres o cuatro meses. Y cuando ella tenía dos años, me casé con mi marido. Ella ve a Guillo como un papá y él la quiere como su hija, pero luego nació Yolanda, y desde entonces Gaby se ha sentido menos, porque no es hija de sangre ¿me explico? Entonces siempre que puede demostrar que su padre la ama, se pone así, intensa, presumida, loca… y no la soporto. —No me lo esperaba, pero no te preocupes, todo va a solucionarse, algún punto medio vamos a encontrar. —Gracias Horte, no sé que habría hecho yo sin ti.Y bueno, es que yo me volvía loca, pero las ayudaba con cariño, por Adalberto y por Eugenio. Lola no tenía vela en este entierro, Adalberto la tenía bloqueada de su vida desde que se enteró que le cobraba la universidad a su padre cuando él tenía beca.—Si hace falta dinero, yo lo pongo… —dijo Eugenio, y bueno, pues esto se volvió una competencia de conseguir lo más caro en todo. La carpa, el grupo, el mobiliario, la coordinadora, la señorita Mendiola y la señora Lourdes Jasso, unas profesionales en el tema. Una de Querétaro y la otra de León. Amaranta conocía casi a todos los organizadores de eventos de la región, eran sus clientes, muchos de ellos al menos le habían solicitado algunas cotizaciones.Ya cercana la fecha de la boda, nos tocó la recepción de todos los invitados de Valencia, entre sobrinos, tíos, y no podía faltar Iván con Begonia su nueva pareja. Algunos se hospedaron en casa y otros en un Air B & B. Fueron días intensos, ir y venir, fiesta tras fiesta, y es que no les he contado, pero la boda, después de muchos dimes y diretes, al final, decidieron casarse en la haciendita de San Miguel, donde nos casamos Eugenio y yo, y contrataron un banquete “carísimo de París”, se quejó Eugenio, pero al final todo iba a quedar divino. Había ahí una pequeña capilla, donde fue la ceremonia religiosa, Amaranta, Lily y yo adornamos todo con mucho cariño, la recepción fue en el patio de la finca; al final la novia se decidió por alcatraces para su ramo de flores, unos ciento cincuenta invitados entre familia y amigos cercanos, un grupo muy alaraquiento que armó mucho ambiente con la música y la novia estuvo con un ánimo terrible. De malas, un par de momentos incómodos entre sus padres y nosotros. Adalberto no sabía donde meter la cara de la vergüenza y al final, se marcharon a su luna de miel. Aquella noche, nos quedamos a dormir en la finca, pues a la mañana siguiente habría tornaboda, esa la organizaron los consuegros, y se lucieron sirviendo “guacamayas”, un platillo típico de León y tacos al pastor estilo jalisco. El padre de Gabrielita anduvo dando órdenes por aquí y por allá, cuando Amaranta se acercó y le dijo que las macetas no se las podían llevar, que eran parte de la hacienda. —Yo pagué esta fiesta, y me voy a llevar estas macetas porque yo las pagué.Me dio mucho coraje que el consuegro se pusiera en ese plan, Alma se dio cuenta, y me pidió disculpas, porque su marido estaba algo pasado de copas y se lo llevó para explicarle lo de las macetas. Eugenio y yo nos miramos con complicidad, pero es que no era por las macetas, no me gustó la forma en que le contestó a mi sobrina Amaranta.—Déjalo tía, no vamos a hacer grande esta tontería.—¿Te parece buena idea marcharnos un par de meses a Valencia? — dijo Eugenio cuando ya solo quedábamos unos cuantos en la sobremesa.—Cuenta conmigo — le dije. La familia de Eugenio, a excepción de Iván, regresaban a España e Iván y Begonia, ellos viajaban a Bogotá unos días después. —Tío, si quieren viajar, deberían venir con nosotros a Colombia. El país es muy bonito, estoy seguro de que les va a encantar, total, a Valencia van a cada rato y acaban de ver a casi toda la familia.—No es mala idea, déjame platicarlo con Hortensia.—Pero que sí, vamos don Eugenio, que mi familia los recibe allá cuando quieran — dijo la colombiana. Yo me sentía tan rara, después de haber visto a Ami y a Iván juntos, tan felices y que después de tanto tiempo, los dos habían conseguido hacer sus vidas cada uno por su lado, pero que cosa más extraña, pero Begonia era muy cordial, muy maja, como dicen en España, que quiere decir que es una mujer muy bien educada y agradable, aún no nos teníamos suficiente confianza, cuando nos quedábamos solas, había mucha tensión. Supongo que yo tenía algún recelo por Iván, o por Ami, la verdad es que mi cabeza estaba hecha un lío. Al día siguiente, llegaron todavía dos o tres proveedores a cobrar algunos saldos pendientes de extras que Gaby “la consentida” exigió a la última hora, yo me sentía tan mal, por no habernos consultado y habernos dejado el problema. —No hagas lío, págalo… — Dijo Eugenio, pero yo y mis hormonas no estábamos de humor y exploté.—Claro que no, le llamas a sus padres y se los cobras. ¿No decía el papá de Gabriela que él había pagado la fiesta? Tú y yo sabemos perfecto quién pagó cada cosa, no me parece justo.Eugenio me miró con ojos desesperados, pero en el fondo, desde que Abelardo había aparecido en nuestras vidas, él hacía todo lo que yo le decía, era como parte de sentirse culpable por ese hijo que vino a movernos toda la estabilidad. —¿Lo haces por venganza o qué? — Me lo dijo así de repente. No me lo esperaba, Eugenio nunca me decía que no a nada. — No me gustan estas sorpresas Hortensia, pero es la boda de mi hijo y puedo pagarlo ahora, después no sé si pueda ayudarle, las cosas en los negocios no van bien.—¿De qué estás hablando?—Tenemos una plaga en uno de los huertos, este año vamos a perder mucho dinero, no me voy a pelear con mi consuegro por unos cuantos pesos ni poner a Abelardo en un conflicto. Molesta por sus palabras, me levanté molesta, salí de aquel lugar. Estuve a punto de ir por mis cosas y volver a casa sola, dejarlo con todas sus broncas y su mal genio, pero es que yo no estaba bien, de ninguna manera, estaba roja del coraje.—Hortensia, espere… — era Begonia. —Calma, que se nos puede enfermar…—Ay muchacha, es que no tienes idea por todo lo que he pasado estos últimos meses, mis emociones están a punto de reventar. —Pero si todo les quedó retelindo oiga, no puede estar más que orgullosa, su trabajo de las flores, con su hermana y su sobrina, es divino. Entonces, todo se nubló, solo podía ver a Begonia diciendo cosas, estaba borrosa y me perdí, me desmayé, pero luego Begonia me contó que llamó a Iván y a Eugenio. Desperté en el hospital Moscatti de Juriquilla, pero aún estaba adormilada.—Eugenio… — lo llamé al verlo ahí sentado, frente a la cama, y un pitido, como los de las películas marcando las pulsaciones de mi corazón… Bip, Bip, Bip…—Horte, ya despertaste…—Que mal te ves mi amor, ¿no has dormido?—Pues casi no, tenías tres días dormida mi amor, estaba desesperado. —¿Qué me pasó?—Te desmayaste…—¿Por qué?— Aún estamos esperando resultados, tu corazón está bien, tu cerebro también, pero… creen que tal vez tengas algo más… De pronto un miedo enorme me invadió… ¿a qué se refería con algo más? —Dime la verdad… —No lo sé Hortensia, te han hecho estudios de todo, tomografías, encefalogramas, radiografías… A las 4 viene el doctor que te ha estado viendo, pero el que hayas despertado sé que es bueno mi amor. Mi mundo se derrumbó, traté de incorporarme, pero la cabeza comenzó a darme vueltas y Eugenio tuvo que sostenerme. —Voy a avisarles que ya has despertado. A los pocos minutos entró un médico, el doctor Rueda, el otorrino que estaba atendiendo mi caso… El diagnóstico… “Vértigo”. Las causas, no las sé con exactitud, pero me mandaron a reposo absoluto unos días para irme recuperando poco a poco. Los años me estaban cobrando factura, mi salud siempre había sido buena, pero todo por servir se acaba… dicen por ahí. Eugenio estuvo muy atento conmigo, me llevó a mis citas, y estuvo pendiente de mí. Amaranta y Lily se daban sus vueltas y mi Diego Alexander también, venía feliz a traerme mis hortensias, por algo era mi pequeño consentido. Un mes después, el médico me dio algunas recomendaciones, yo estaba muy mejorada, el tratamiento daba resultados, y un tiempo después, me dio permiso de viajar… Nos decidimos por Colombia, Eugenio seguía estresado por las pérdidas del negocio de tomates, las plagas y decidió que era momento de dejar el tema agrícola y vender las tierras o darlas a trabajar, porque eso no era para él. Al final Adalberto y Gabriela, se habían olvidado un poco de nosotros, Adal y Eugenio hablaban de vez en cuando, pero yo ya era un cero a la izquierda, mi gente, al final eran los que seguían conmigo, a mi lado, consintiéndome y extrañándome en las florerías, porque con esto del vértigo me tuve que tomar unas vacaciones largas y forzosas. Y viajar a Colombia, nos daría una experiencia diferente, Eugenio preparó todo junto a sus sobrinos partimos deseando conocer aquellas fincas de café que tanto nos presumieron.“Saber envejecer es la mayor de las sabidurías y uno de los más difíciles capítulos del arte de vivir”Te invitamos a darnos Like en Nuestra pagina de FB e IG, para poder seguir leyendo nuestra apasionante historia, agradecemos tu apoyo para seguir creciendo y formando nuestra increíble comunidad.Da click aquí: https://www.facebook.com/LaCasaDeLasFlores.LaFloreria/Si quieres conocer nuestro catalogo floral: www.lacasadelasflores.comCon la colaboración de @patmunozescritora para La Casa De Las Flores-La FloreríaEsta historia es parte de nuestra historia por lo que cualquier parecido con hechos reales y similares están protegidos.Todos los derechos reservados, está prohibida la reproducción total o parcial de esta historia sin autorización de los autores.#lacasadelasflores#novela#queretaro#flores#floreria#floreriaenqueretaro#floresqueretaro#mividaentreflores#lilies#hortencia#margarita#arreglosflorales#rosas#enviodeflores#detalles#amor#drama#felicidad#novela#drama#historiasbonitas