MI VIDA ENTRE FLORES II

CAPITULO 19

AMARANTA Y LOS DIAS DESPUES DEL EVENTO

Para nosotros, el día de San Valentín, es algo caótico, lleno de imprevistos, y siempre, aunque tengamos todo planeado, nunca falta algo que se sale de control, y todavía unos días después andamos con una resaca de cansancio y estrés acumulado.

Para Alexander, vivir esta experiencia como empresario no fue algo nuevo, pero si con responsabilidades diferentes. Los días posteriores al 14 de febrero. Aquella noche, cuando su novia se despidió le armamos un bonito arreglo y se lo enviamos.

Al día siguiente, pasó algo muy curioso, llegó una señora con un niño de unos 14 años. El niño miraba todo algo sorprendido y la mamá esperaba que éste le dijera algo.

—¿Qué pedimos Luigi?

—No sé mamá, ¿si está bien que le lleve flores? ¿Si les gustan las flores a las niñas?

—Es tu amiga, llévale lo que tu quieras.

—Es que me da pena, van a pensar que me gusta y solo es mi amiga.

Entonces, al escuchar aquella plática tan peculiar, me acerqué para ofrecer mi ayuda.

—Hola, bienvenidos, ¿puedo ayudarlos en algo?

—Es cumpleaños de su mejor amiga, y quiere llevarle de regalo “cosas de niñas”— dijo la señora marcando la frase con los dedos mientras hablaba — ya le compró una pulsera y chocolates, pero no está seguro si llevarle flores.

—Es que no quiero que piensen que me gusta.

Sonreí, el niño me recordaba a mi hermano Marco, que mi mamá siempre le armaba flores para sus amigas cuando iba a una fiesta y él odiaba tener que llevarlas, pero mi mamá, armaba arreglos de flores coloridas, nunca rosas rojas para que no se malinterpretara…

—¿Qué te parece si le llevas una maceta con tulipanes?

—Pero que no sea rojo, mejor algo rosa o amarillo o naranja.

—Tengo unos tulipanes morados ¿quieres verlos?

La mamá estaba sorprendida, y me miraba con complicidad. Le arreglé la maceta, estaba lindo el trío de tulipanes y no se me olvida la cara de nerviosismo de Luigi. Le agregué un pequeño osito de peluche de cortesía y le dije:

—Te voy a poner este pequeño llaverito de cortesía con una condición, que vengas a platicarme si a tu amiga le gustó el regalo.

El muchacho abrió sus ojos emocionado, a veces creo que la experiencia de comprar flores es diferente en cada edad, y ese día creo que me gané un clientecito para siempre.

—Muchas gracias.

Ustedes pensarán que es absurdo que un niño piense en ser detallista, no tienen idea de lo que me he encontrado en este camino de la floristería. La mamá me pagó  y se marcharon felices.

Aunque ya no era 14 de febrero, aún teníamos algunos pedidos para aquellos despistados, pero lo mejor, fue un joven, no era la primera vez que nos visitaba, pero siempre me mandaba un mensaje de whats app para pedirme algo especial.

Jacobo Lomelí: “Hola, le voy a pedir matrimonio a mi novia, vi en tu página web que tienes un arreglo de rosas en caja, quiero ponerle dentro el anillo”.

Amaranta: “Claro Jacobo, con gusto, ¿para cuando lo quieres? ¿Puedes venir por él y te ayudamos a poner el anillo de compromiso en la caja, para que sea realmente una sorpresa? Y de cuantas rosas estamos hablando, una docena, o dos o tres…

Jacobo Lomelí: No lo sé, ¿podemos verlo por la tarde?

Amaranta: Claro, aquí te esperamos.

Al día siguiente, me llamó para decirme que su novia le había dado el sí, y me dijo que yo iba a decorar su evento… luego me dijo: ¿Conoces algún coordinador de bodas? – Y la verdad, es que los conozco a casi todos, al menos los que suelen trabajar por aquí, en la zona de Querétaro y San Miguel de Allende, Pozos, Tequis, Bernal… Casi todos han trabajado conmigo alguna vez. Así que le pasé los datos de Charly y Patrick.

Aquella mañana, al entrar a la bodega, casi me muero al ver una plaga de hormigas caminando entre mis arreglos por entregar y el resto de las flores. Llamé a Franco, y mi nivel de estrés creció, las hormigas pueden acabar con toda mi materia prima en una mañana, así como una sola hormiga se puede ver inofensiva, pueden destrozar todo mi inventario.

—Llama al fumigador, que venga ahorita.

Nos pusimos a mover y reacomodar, tengo cierta experiencia erradicando hormigas si no eran muchas, pero no tenía tiempo para ello. De pronto, en algún momento, no sé cómo, me resbalé, un par de cubetas con rosas rojas salieron volando conmigo, y caí sobre mi brazo.

—¡Ami!— Gritó mi tía Hortensia quien iba entrando a la bodega mientras yo me retorcía de dolor. —¿Estás bien? — Detrás de ella entraron Franco y mi papá, que venía a dejar un recado de mi madre. Pueblito se apresuró a ir por hielo, al ver que mi brazo estaba bastante lastimado.

—Vamos a urgencias, te tienen que tomar una radiografía. Espero que no te hayas fracturado— Dijo mi tía Hortensia.

—No creo, pero… sí, mejor vamos al médico, me duele mucho.

Franco estaba pálido.

—Yo te llevo, y que Horte y Alex esperen al fumigador

—¿Vas a fumigar ahorita?

—Hay muchas hormigas tía, no podemos dejar que se extienda, además, aún hay mucho trabajo pendiente y no sé si con el brazo lastimado pueda trabajar mucho.

Llegamos al hospital H+, que era el que nos quedaba más cerca y afortunadamente no había fractura, pero el golpe había sido fuerte.

—Tiene suerte, señora, a su edad una lesión con fractura, la recuperación puede ser de meses. Le daré un analgésico y un desinflamante, cómprese unos chochitos de árnica para el moretón y procure no hacer mucho esfuerzo, reposo absoluto por unos tres o cuatro días.

Odio que me receten reposo, pero Franco me decía que, si no me cuidaba esos días, entonces luego solo podría alargar la recuperación. Así que, con cara de pocos amigos, no me quedó más remedio que programarme mentalmente a que sería un poco inútil, pero me conocen, saben que no puedo estar sin hacer nada, y algo tenían que dejarme hacer.

—¡Má! ¿Qué pasó? ¿Todo bien?

—Pues solo fue el golpe, pero debo usar la férula y guardar reposo por unos días.

—Entonces te va a tocar hacer trabajo de escritorio, pero no abuses, Franco la tía Horte y yo nos encargamos.

En ese momento, mi tío Sebastián, que por primera vez en tantos años no nos ayudó en el evento de San Valentín, llegó a la florería a saludar.

—¿Qué te pasó? Me dijo tu mamá que fuiste al hospital.

Así era mi familia, mi papá llamó a mamá, y mamá a Sebastián y seguramente a todo su séquito de amigas de la zona, pues comenzaron a llegarme mensajitos al celular. Las amigas de mi mamá terminaron por quererme mucho después de mi adolescencia rebelde, todas sus hijas llevaron nuestros diseños florales; salvo la boda de Mary Ceballos, que nos llegaron mal las flores, pero salvamos el evento haciendo unos cambios de color, todo salió bien. A su mamá, Doña Lucero, casi le dio el soponcio, pero Mary terminó aceptando los cambios, y pues de cualquier modo no había mucho que hacer, pues el proveedor no me iba a resolver, en aquel entonces no existían las carreteras que tenemos ahora, y no había distribuidores de flores en Querétaro. Y es que después del 14 de febrero, la flor escasea muchísimo, es un dolor de cabeza.

Por la tarde, mi mamá llegó a verme a la que era casa de la abuela, la teníamos totalmente habitable, pues algunas ocasiones yo me quedaba a dormir o subía a tomar una siesta. También con frecuencia, recibíamos visitas y es tan céntrica la casa, que los parientes lo agradecen.

—No te cuidas Amaranta, un día te vas a enfermar en serio. No entiendes, está bien que trabajes mucho, pero hay días que no te veo ni el polvo. Este accidente es un “estatequieto” que te manda el universo.

—Mamá, no empieces. Mejor dame un abrazo.

Mi mamá sonrió y se acercó a abrazarme. Ella ha sido muy fuerte, su vida ha sido distinta a la mía, pero los cinco años de ausencia de mi papá fueron mucha angustia, incertidumbre y yo, una pequeña que educar, alimentar, etc. Que, aunque no me faltaba cariño, reconozco que fui bastante traviesa. Mi mamá tuvo cinco años de pesares y duelo que afortunadamente pudo recuperar cuando volvió papá. Luego la llegada de Marco mi hermano, tan inesperada y al final eso la llenó de alegría. Mi hermano tenía unos meses perdidos, estaba instalado en Canadá con su nueva familia y aunque al principio su intención era instalarse en Querétaro, el destino decidió que no. Mi mamá estaba preparándose junto a papá para ir a Canadá a conocer a sus nietos, y la tía Hortensia y Eugenio se iban a Colombia con Iván. Sebastián estaba viajando mucho a San Luis por asuntos de trabajo, pues ahora él y su esposa María Gisela, que de cariño ya todos le decíamos Marigis. Así que, por un tiempo, Alexander, Franco y yo nos haríamos cargo de todo. Alex se agobiaba, pues entre la universidad, la novia y la florería, se sentía saturado, pero al final siempre sacaba todo a flote, dice mi papá que tiene escuela, pues mi abuela era así y toda su decendencia.

Al día siguiente, me llamó Rocío, la que canceló la boda para pedirme el reembolso de su anticipo, la escuché algo apagada, cuando me dijo:

—Amaranta, gracias por todas tus atenciones, pero he decido regalar mi boda a alguien.

—¿Cómo?

—Sí, mi hermana está en un grupo de  facebook, donde entre mujeres se dan apoyo y esas cosas, y pues han ayudado mucho a mi hermana con algunos temas legales, y casi todos los proveedores me cobran una penalización, no voy a recuperar gran cosa. Casi todo lo he pagado yo y el idi*ta de Paco quiere que  nos reembolsen todo para quedarse con la mitad, pero la realidad es que lo que nos van a reembolsar es muy poco. Paco no se lo merece, es un hijo de… Mi venganza es que no reciba un peso después de lo que me hizo, así que voy a ofrecer la boda por redes sociales con un “Giveaway”.

Me quedé sin palabras, la boda era para una recepción de unas 300 personas, y tenían pagado casi todo al cien por ciento.

—¿Pero para qué fecha?

—Pudimos mover la fecha unos días… pero será una recepción más pequeña, para que los ganadores, que se darán a conocer este fin de semana, tengan tiempo de movilizarse y organizarse ¿y sabes qué es lo mejor? Que estoy feliz por ello, espero que esta boda se la lleve una pareja que realmente desea casarse, de verdad, porque sí existen esas parejas que se aman y se cuidan y respetan. Francisco me puso los cuernos con una chica de su oficina, los encontré en su departamento el día que rompimos nuestro compromiso y fui a buscarlo para cerrar el tema y fue lo mejor. Me salvé de haberme casado con un tipo que no iba a hacer el mínimo esfuerzo por nuestra relación.

—Cuenta conmigo.

Y me subí al plan con la condición de que estuvieran las etiquetas de “La casa de las flores – La florería” en todos lados, como un patrocinador, escogimos un par de diseños, para que la futura novia ganadora escogiera.

El mes de febrero sin duda es único, nos pasa de todo, y cada arreglo de flores que sale de la florería es una historia, unas más lindas que otras, unas más especiales que otras, algunas son para pedir perdón, para ofrecer respeto o rememorar algo lindo, un aniversario, un triunfo, pero todas son historias llenas de amor, esperanza, complicidad de parejas, familia o amigos que se quieren regalar no solo rosas y chocolates, sino afecto, complicidad, alegría, momentos y felicidad.

Ayudamos a Rocío, entre Charly y yo a redactar el giveawey, en menos de 24 horas, los novios elegidos debían alcanzar todos los likes posibles, para participar debían contar su historia de amor en un video y porqué debían casarse. ¡Sé que suena muy loco!, pero ahora las cosas se manejan así, todo es por medio de Instagram, Facebook y Tik Tok. Antes de anunciar a los ganadores, se revisó que cumplieran con los requisitos para poder casarse, por ejemplo, que los dos realmente fueran solteros y pudieran casar, sus documentos oficiales y comprobar que en realidad son ellos, etc. Luego Charly envió todo a un abogado para que revisara todo en el registro civil. Ya que verificaron que en verdad la pareja era auténtica y la boda podría llevarse a cabo, se publicaron a los ganadores. Las invitaciones fueron digitales, las hizo Patrick, los invitados debían confirmar a la brevedad para cerrar el número de personas y poder organizar lo que hiciera falta.

Alexander no lo podía creer, en verdad existía una pareja que se lo  merecía, y los ganadores fueron Lucía y Benito, una pareja de médicos recién egresados que se iban a trabajar a Médicos sin Fronteras a África, por cinco años. Cuando vi su video en las redes sociales y ví que la gente realmente votaba por ellos, mi corazón sintió un gran alivio. Si se lo merecían.

El vestido no le quedó a la novia, y otra chica de aquel grupo de apoyo de Facebook donó el suyo, una amiga de mi mamá, la señora Martha se ofreció a arreglarlo. Al final, la nueva pareja, lo único que pagó fueron los zapatos y los exámenes médicos. La boda solo fue por el civil, por lo que no hubo necesidad de trámites eclesiásticos, y por haber ayudado en el evento, aunque las flores estaban pagadas, estuvimos invitados, junto a Rocío, su hermana Lupita, Patrick y Charly, Alex y Marina, Franco y yo. El evento se hizo viral, los medios cubrieron el evento, y como dijo Rocío: Francisco se ha de estar retorciendo de coraje con su nueva novia, pues la historia de Rocío también se hizo viral.

“Madurar es perder algunas ilusiones para empezar a tener otras” Virginia Wolf

Con la colaboración de @patmunozescritora para La Casa De Las Flores-La Florería

www.lacasadelasflores.com

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