MI VIDA ENTRE FLORES

CAPÍTULO 6

FRANCO

Llegué a vivir a Querétaro después de un desgastante divorcio. Mi mujer Evangelina y yo nos separamos, porque ella decidió ya no amarme y me sacó de su vida sin contemplaciones. No digo que yo era un santo, seguramente la rutina y la distancia que ella puso después de volverse madre dejándome a un lado en su vida, me llevó a tomar algunas malas decisiones, la primera, dejarla hacer lo que quisiera mientras yo trabajaba de Director Nacional de una importante cadena de hoteles. Viajaba mucho, y aunque algunas veces podía llevarlos conmigo, ella prefería hacer sus propios planes. Mi vida con la familia se volvió totalmente eventual, los veía uno o dos fines de semana al mes, porque ella decidió que viajar sola con los niños no era divertido. Traté de que viajara con una niñera, de enviarle un chofer y mil cosas que ella siempre rechazó. Un día, llegué a casa sin avisar, me cambiaron un viaje que debía tomar a Nuevo México, y me dieron el fin de semana, en lugar de pasar la noche en la ciudad de México, decidí tomar un vuelo a Monterrey. Cuando llegué a casa, los chicos Beto y Charly que tenían alrededor de 8 y 10 años, no estaban. La casa estaba aparentemente vacía. Salió Charo, la señora que nos asistía en casa con la limpieza y otras actividades domésticas. —¿Dónde está la señora?—Pues dijo que se iba de viaje con usted. Los niños están con sus abuelos. —¿Conmigo?Esa noche, me di cuenta de que los fines de semana que yo los invitaba de viaje, ella tenía planes, viajaba con “alguien” diciendo que conmigo y dejaba a los chicos con mis suegros. Tomé el coche y fui a buscarlos, eran las 6 de la tarde, esperaba encontrar algunas respuestas y mi suegro se sorprendió al verme ahí.—¿Y Evangelina? Dijo que se iría contigo a Nuevo México, yo mismo la llevé al aeropuerto. —Me cancelaron el viaje y no pude avisarle. No responde. Ya llamé al hotel para que le avisen en cuanto haga el check-in. ¿Les molesta si llevo a los niños a casa?—Claro que no, adelante. Los niños estaban felices de verme, al menos eso me dio gusto. Al día siguiente, a las tres de la tarde, llegó Evangelina. Se sorprendió al verme, los chicos la saludaron sospechando que algo no estaba del todo bien.—¿Te trataron bien en Nuevo México? Dejé indicaciones para que te trataran como reina. —Sin duda, muchas gracias. Sabía que me seguía el juego por los niños. —Cariño, creo que debemos hablar, ¿vamos al despacho?Dijo que se había marchado con sus amigas a Tampico, pero honestamente, ese cuento no se lo creí. —Eva, para que no nos sigamos haciendo estúpidos, lo mejor es que nos separemos. —¿Qué?Después de la separación oficial, continué un tiempo más en aquel trabajo, pero ya no estaba contento, no podía ver a mis hijos y los tiempos no me cuadraban, y Eva se aprovechaba de eso para reprocharme que no pasaba tiempo con los niños. Entonces decidí tomarle la palabra a un familiar político, por parte de mi madre, que tenía una casona con hotel boutique y varios restaurantes en la ciudad de Querétaro. Llevaría una vida más tranquila, el sueldo no era malo, pero prefería eso. En los hoteles me liquidaron bastante bien.Al poco tiempo, comencé a hacer amistades en la ciudad, relaciones públicas con el gremio hotelero y restaurantero, la secretaría de turismo, el club de industriales, los clubs sociales, etc. Un día, varios años después, tuvimos en La Casona de los Cinco Patios, una casona preciosa del centro histórico, un evento del DIF estatal, donde la esposa del gobernador daría una conferencia de prensa y habría un evento para recaudar fondos para instituciones de prevención y tratamientos para el cáncer de mama. Eugenia Martínez, era una sobrina de mi jefe, y era la encargada de los eventos de la casona. Aquel día, llegando a ponerme al día en la oficina, la vi discutiendo con una mujer preciosa. Al parecer era la florista que había hecho un hermoso trabajo en el patio y la fuente del patio central. Discutían porque las flores eran rosas y no “fucsia”. Además, amenazaba con no pagarle si no las cambiaba y quería poner flores de color violeta. Me acerqué y Eugenia, pensando que me pondría de su lado, la reprendí por aquella estupidez. Después de arreglar el asunto, le pedí el número de nextel a la florista, Amaranta dijo que se llamaba, aquel nombre tan poco común y tan de ella, me enamoró. Ese mismo fin de semana la invité a salir, y comenzamos una relación. Cuando venían mis hijos a verme, nos dábamos espacio, ella decía que antes de tener una relación con ellos, debíamos tener una relación más seria, pero si yo por mi me hubiera casado de inmediato. Ella tenía una vida de mujer independiente desde siempre, tenía su negocio de florista, al parecer toda la familia vivía de eso, su madre, su tía, hasta su hijo Diego Alexander trabajaba con ella los fines de semana. A los pocos meses de relación, me ofrecieron un trabajo que no podía despreciar. Era de “Concierge” en una empresa que se dedicaba a buscar casa y servicios para familias que llegaban a vivir del extranjero, pero a veces era en Querétaro, otras en Monterrey, Ciudad de México, Puebla, en fin.La paga era buena, debía viajar mucho, pero también me daban muchos días de descanso e igual me pagaban. Lo interesante es que podía pasar días en Monterrey para estar con Beto y Charly y también, traerlos a Querétaro conmigo.Al final, tiempo después, decidí que conocieran a Amaranta y a Diego Alexander. Eran prácticamente de la edad, pues Alexander ya tenía 16, Beto 15 y Charly 17. El primer día, solo fuimos a comer, en otra visita, nos fuimos el fin de semana a la Sierra Gorda a hacer algo de ecoturismo, y poco a poco, los chicos se hicieron amigos. Pasó el tiempo, y en el despacho me ofrecieron ser capacitador y socio. Acepté, porque además me dieron la oportunidad de instalarme por completo en Querétaro. Eso fue maravilloso. Mis hijos estaban tentados a venir a estudiar a Querétaro, Beto a la prepa y Charly a la universidad. No pude negarme, solo faltaba negociar con su madre, que no puso muchos peros, pero al final Charly decidió probar en Puebla en la Universidad de las Américas y Beto aplicó para la prepa Tec en Monterrey. Así que no se vinieron a vivir conmigo. Eso me hubiera encantado.Ya las cosas medio acomodadas, Amaranta tuvo un terrible desastre floral, alguien de muy malas intenciones, le echó a perder sus almacenes de flores. Un montón de mercancía que tuvimos que tirar a la basura. Yo ya le había dicho en varias ocasiones que debíamos invertir en un espacio con una cámara fría. Ella no me veía muy serio en el tema, pero yo tenía un dinero ahorrado para invertir en un negocio, y la verdad es que confiaba totalmente en ella, incluso, había aprendido tanto del cuidado de las flores pasando mis fines de semana a su lado, que yo ya me sentía experto. Por mi cuenta comencé a buscar locales, en zonas comerciales y de fácil acceso, encontré un local en traspaso, justo en la zona del panteón, pero le dije que no me interesaba el negocio, me interesaba el local. Pues vender mausoleos no era mi objetivo, al contrario, deseaba apoyar a Amy con el almacenaje de las flores y por qué no, hasta vender flores como distribuidores, ya era necesario que diera ese paso, pues ella y su familia tenían años en el medio y Querétaro ya era una ciudad muy grande. Por fin, escuchó mis consejos y accedió, aunque ya medio vivíamos juntos, ella seguía en su depa y yo en mi casa. Vivir en casa de su abuela, no me hacía gracia, era una casa vieja, con sus remodelaciones, pero deseaba algo nuevo para nosotros dos, Diego Alexander por supuesto y un espacio para mis hijos cuando vinieran a vernos.Entre ideas por aquí y por allá, por fin, logramos abrir la nueva florería, “El rey de las flores”. Dice que yo soy el rey de las flores, pero la verdad es que lo hizo por quedar bien conmigo, eso lo sé.Entonces, decidí que era el momento de declararme en serio. Mi suegro y sus tíos ya me veían con cara de pocos amigos, porque la relación no avanzaba a la seriedad que ellos querían. Vieron crecer a Amy y cometer errores. Cuando se embarazó y se aventuró a ser madre soltera, a abrir su propia florería y sacar adelante a su hijo y su negocio, eso la convirtió en una mujer madura, aguerrida, exitosa y sin miedo a nada. Yo estaba seguro que ser su pareja, era un gran compromiso, porque ella no buscaba a un hombre para que la sacara de trabajar, al contrario, buscaba alguien que estuviera dispuesto a estar con ella así como era, y a mi no me daba miedo ser parte de su vida. La admiraba y la admiro, así que un día, hablé con su madre y su tía Hortensia, y entre ellas, su padre, su hijo y yo, organizamos un momento especial para pedirle matrimonio.La ceremonia fue sencilla, pero muy especial, algo íntimo, en La Casona de los Cinco Patios, ya no estaba Eugenia coordinando los eventos, estaba una chica llamada Yoana Ortega, mucho más joven y con mucha experiencia. Estuvieron solo las personas más cercanas, la familia y algunos amigos, nuestros hijos y mis socios del despacho. En los preparativos de la boda, me enteré que Amaranta se llamaba así por una flor, por lo que decidí que se decorara el lugar con amarantas.—He creado un monstruo— dijo Amaranta cuando me escuchó — te agradezco el detalle, pero también me gustan mucho las lilys, las hortensias y las rosas. —Déjamelo a mí… — dijo Hortensia, y Amy la abrazó. Entre semana, cuando tenía capacitaciones en el despacho, Amaranta se hacía cargo de las florerías, y yo, comencé a programar todo para tener más gente a cargo del despacho. Un día, Amy me pidió que fuera a la florería de Allende, con la tía Horte a entregar unas flores para un pedido. Al llegar, doña Pueblito, la mujer que le ayudaba en todo, me dijo que estaba en la sala de la casa hablando con Eugenio. Al entrar, Hortensia le gritaba improperios. Eugenio le pedía perdón de todas las maneras posibles y Hortensia seguía histérica. — !20 años, tienes un hijo de 20 años!—Yo no sabía. Créeme Horte. —Al final Lola se salió con la suya, se tardó varios años en conseguirlo pero se embarazó de ti.—Ella dice que es mi hijo, honestamente, yo no me acuerdo de nada Hortensia. —¿Harán una prueba de ADN?—Es la única manera de estar seguros. —¿Por qué hasta ahora Eugenio? —No lo sé. No lo sé. Ella dice que fue en una de las fiestas de fin de año de la empresa. Yo no me acuerdo de nada. Yo no soy consciente de haberte sido infiel. Sí reconozco que en varias ocasiones intentó seducirme y una vez me besó, pero la rechacé.Yo estaba ahí, sin saber qué hacer, traté de huir, pero era demasiado tarde. Los dos ya estaban conscientes de mi presencia. —Eugenio, vete. Me duele que además de todo este embrollo, te hayas tardado tanto tiempo en decírmelo. De momento no quiero verte.Hortensia se dio la vuelta, subió las escaleras y Eugenio me miró con los ojos vidriosos. Le dolía lo que sucedía, él amaba a Hortensia y estaba que no sabía qué hacer para recuperarla. —¿Quieres hablar? — Le dije.—¿Vamos a una cantina? —¿Don Amado o Chava invita?—La que sea…En el camino a la estación, llamó a Rodrigo mi suegro. Por lo que escuché, él ya estaba enterado de todo. Yo era prácticamente el nuevo del clan, y me tocó lidiar con todo el problema. Le escribí a Amy para decirle que me iba al “Club de Toby” con su tío y su papá. La situación no era grave, al parecer la mujer sólo estaba tratando de sacar dinero, pues se había marchado hacía veinte años y ahora resultaba que pedía una compensación por haber criado sola al muchacho, a quien había nombrado Eugenio Alfonso y de cariño le llamaba Poncho.—No me acuerdo de lo que hice hace dos días, me voy a acordar de la borrachera de año nuevo hace 20 años—dijo Eugenio molesto, con su característico mal genio de gachupín.—Bueno… con el examen de ADN resolverás todas tus dudas. Es importante que te presentes con la mejor de las intenciones, antes de que esta mujer haga alguna locura. — Agregó mi suegro, y yo solo los observaba con mi caballito de tequila en la mano, mientras ellos, con más experiencia cantinera, bebían whiskey en las rocas.A partir de ese día, sentí que me adoptaron, pero no sabía si era prudente contarle a Amaranta cuando Rodrigo me dijo:—Las confesiones de la cantina, se quedan en la cantina. Ni una palabra a Amaranta, aunque del hijo ilegítimo ya debe estar enterada. Manejé a casa, y cuando llegué, Amaranta por supuesto ya había hablado con su tía y con su madre durante horas. —Mi tío Eugenio tiene un hijo con la loca de su exsecretaria. Estoy que no puedo con la noticia. Mi tía Hortensia pensaba que él estaba extraño porque tenía a otra mujer, y resulta que es porque tiene un hijo con otra. —¿Cómo está ella?—Pues dice que, si el hijo es de él, pues se quedará tranquila de que al menos mi tío no se quedará con las ganas de tener un hijo, pero que si no lo es, tendrán que ir a terapia de pareja porque le dijo cosas horribles.En ese instante me di cuenta de que las mujeres son incomprensibles. —¿Y te habló de divorcio?—No, dice que no se divorciará, pero de esto ni una palabra a mi tío Eugenio. ¿A ti que te dijeron?—Pues nada que no sepas. Y están viendo lo del examen de paternidad. —¿Nada más? ¿Entonces de qué hablaron toda la tarde?—Política, coches y fútbol. No me creyó mucho, pero sin duda le daba gusto que su padre y su tío me incluyeran en su clan.Esa noche, llegó Diego Alexander muy emocionado:—Mamá, no me lo vas a creer, están traspasando la florería de Juriquilla que vimos el otro día. A Amy le brillaron los ojos, se giró a verme y yo ya conocía esa sonrisa y esa mirada. Eso quería decir que su cabecita ya estaba maquinando mil y un cosas. Así que, entre la tragedia de los tíos Eugenio y Horte y la propuesta de Diego Alexander, nos fuimos a dormir, ya tomaríamos una nueva decisión en el transcurso de esos días. “Nunca por encima de ti, nunca por debajo de ti, siempre a tu lado” Walter Winchell”Te invitamos a darnos Like en Nuestra pagina de FB e IG, para poder seguir leyendo nuestra apasionante historia, agradecemos tu apoyo para seguir creciendo y formando nuestra increíble comunidad.Da click aquí: https://www.facebook.com/LaCasaDeLasFlores.LaFloreria/Si quieres conocer nuestro catalogo floral: www.lacasadelasflores.comCon la colaboración de @patmunozescritora para La Casa De Las Flores-La FloreríaEsta historia es parte de nuestra historia por lo que cualquier parecido con hechos reales y similares están protegidos.Todos los derechos reservados, está prohibida la reproducción total o parcial de esta historia sin autorización de los autores.#lacasadelasflores#novela#queretaro#flores#floreria#floreriaenqueretaro#floresqueretaro#mividaentreflores#lilies#hortencia#margarita#arreglosflorales#rosas#enviodeflores#detalles#amor#drama#felicidad#novela#drama#historiasbonitas