CAPITULO 14

FRANCO

Cuando yo era niño, crecí en una familia conservadora, originaria de la ciudad de México, mi padre era médico especialista en gastroenterología y mi mamá una señora dedicada al hogar con sus actividades altruistas, sus clases de macramé y una vida llena de comodidades. Fuimos tres hermanos y dos hermanas, todos estudiamos y tuvimos la oportunidad de crecer profesionalmente, Luis vive en Roma, Oscar en Chicago, Danila en Australia y Marina en Los Cabos. Desde que mis padres murieron, nos hemos distanciado y pocas veces nos hemos podido reunir, ninguno pudo venir a mi boda, y aunque estamos en contacto, pues nuestra convivencia es poca. Mis hijos, Amaranta y Alex son mi familia, y que les puedo decir, que mis suegros, mi cuñado y los tíos me han adoptado, incluso a mis hijos, los tratan como de la familia también. Tenía pensado ir a visitar a mi hermana Marina a Los Cabos, pues ella administraba unas casitas en una playa privada, y me gustaba la idea de poder viajar con Amy y los chicos, pero cuando Amaranta se alocó y comenzó con el proyecto de la tienda virtual de la casa de las flores punto com, pensé que tendríamos que post ponerlo, pero después de pensarlo bien, se me ocurrió organizar el viaje e invitar a mis hermanos, esperando que también pudieran asistir y poder presentarles a Amy y mi familia, pues tenía poco más de dos años sin verlos, tanto por la distancia como por la pandemia. —Amy, se me ocurrió algo muy loco —me miró con picardía dejándome hablar— ¿Y si vamos todos a Los Cabos? Estoy pensando en reunir a mis hermanos y aprovechar para conocernos y aprovechar el viaje. —Me encantaría, revisa las fechas con ellos y vamos viendo. Aquel día salí con ese propósito de la casa, pasé a mi despacho como todos los lunes a revisar pendientes y de ahí me marchaba a “El rey de las flores” a la reunión semanal, revisar pedidos, checar pedidos e inventario… Llamé a mi hermana Marina, le encantó la idea y me prometió buscar algunas fechas disponibles para que el resto de mis hermanos pudieran unirse al plan.A mediodía, me tomé un descanso y llame a Amy para revisar algunos pedidos que estaban confusos, le mandé copia por el chat para que los cotejara. No me preocupaba el pedido como tal, me preocupaba que nuestros pedidos eran más o menos lo mismo cada cierto tiempo y en temporadas especiales como “graduaciones” o un “10 de mayo” se disparaban. También por la flor de temporada o la flor de importación, como el tulipán. Que aquí entre nos, es de mis favoritas, y cuando es temporada de tulipanes disfruto su comercialización, aunque dura poco, pero es una flor peculiar, para gustos singulares. Es una flor que brilla sola o acompañada. Sus colores son tan diversos y su elegancia es única. Por alguna razón me recuerda a Amy, nunca pensé que mi vida también se contagiaría de flores. En resumen, un pedido de 1000 tulipanes rojos fuera de temporada y sin un evento en particular, era algo que saltaba a la vista, aunque pudieran conseguirse. —Yo no autoricé tulipanes rojos — dijo Amy — le pregunto a Alexander y te aviso.Unos minutos después me llamó para decirme que, en efecto, Diego Alexander tampoco había hecho el pedido. En seguida me fui al despacho de Amaranta, algo estaba mal, si alguien sin autorización se había atrevido a pedir tantos tulipanes, quiere decir que tal vez alguien nos estaba robando mercancía, pero si son unos cuantos crisantemos o unas rosas, es complejo percibirlos, sin embargo, un pedido de mil flores, que además no es una flor barata, es un atraco, cínico. Alguien nos estaba viendo la cara y rompiendo la confianza que teníamos a nuestros empleados, muchos de ellos gente de Amy y su familia de muchos años. Amy me veía estupefacta, no era para menos.—Franco, en todos los años que tengo aquí, nunca me había pasado algo así. No sé cómo pude autorizar mil tulipanes rojos, sin saber para qué son, es para un pedido especial, pero no tengo idea para quien es. Yo no he tomado ese pedido, ni Alex… —Déjamelo a mí, voy a platicar con cada uno de los involucrados…Mandé llamar a todos, incluyendo a Rosa y a Pueblito, los brazos derechos e izquierdos de las mujeres de esta familia. Sin embargo, todos negaban ser los responsables, cuando Paulina, una de las más recientes floristas, la noté nerviosa, aunque negó todo. —Solo les digo que hay un pedido de mil tulipanes que nadie reconoce, no hay ningún pedido registrado para ningún evento y no me parece un error cualquiera. Llamé al proveedor y ya vienen en camino, no puedo regresarlos, y no sé qué vamos a hacer con mil tulipanes rojos. Así que más vale que el responsable de este lío dé la cara, si no tendré que levantar un acta por abuso de confianza y se tendrán que atener a las consecuencias. El proveedor me confirmó que nosotros solicitamos entregar el pedido en el rancho del Colmenar, a unos minutos del pueblo de Tlacote y que una chica, Fabiola Evangelista, era quien recibiría el pedido. Entonces, me puse a buscar en mis correos la información, llamé a Amy, pasé por ella a la florería de Allende, y nos marchamos al rancho. Preguntamos por Fabiola, Amy se presentó con Fabiola y ésta no dejó de agradecernos por el servicio, dijo que ya tenía seis meses trabajando con nosotros y que el servicio de “Paulina” era maravilloso. A Amy se le subieron los colores al rostro, no se esperaba este golpe bajo, Paulina tenía menos de un año trabajando con nosotros y esta haciendo trabajos por su cuenta, que no está mal, pero no en nombre de nuestra florería. —Fabiola, estamos aquí por un tema muy delicado. Tus tulipanes están en camino, los entregarán aquí directamente, pero lo que me tiene un poco desconcertada, es que Paulina no nos ha reportado nada sobre este trabajo y no tengo en mis cuentas ningún anticipo ni recibo del pedido. —Amaranta, Paulina pasó personalmente por el pago del anticipo y ayer le liquidé. Me dijo que ella vendría por la tarde para armar los arreglos junto con la gente, y trabajarían toda la tarde y toda la mañana.—Fabiola, estoy muy desconcertada y como comprenderás totalmente decepcionada por esta situación. Al parecer Fabiola ha estado vendiendo flores en nuestro nombre por su cuenta sin reportarnos nada y haciendo un discreto robo de nuestro almacén.—Amaranta, no sé que decirte, tengo el evento encima, ¿qué hago?—Yo estoy dispuesta a cumplir con tu pedido, pero necesito de tu ayuda para poder desenmascarar a Paulina, pues esto es un abuso de confianza.—Entiendo ¿qué necesitas?—Que me mandes toda la información de tu pedido, qué necesitas, el tipo de evento, como serán los arreglos, y todos los acuerdos previos que hiciste con Paulina. Yo me comprometo a cumplir con el pedido y enmendar esta situación. —Pero yo ya pagué un anticipo, ¿qué pasará con el dinero?—Aún no lo sé, me falta enfrentar a Paulina…Por la tarde, Fabiola le había enviado a Amaranta toda información, estaba facturando con una razón social que no tenía nada que ver con nosotros, pero toda su imagen gráfica era de “El Rey de las Flores”. Estaba que no me calentaba ni el sol, por lo que contactamos al proveedor para preguntar si alguien le había dado algún anticipo, a lo cual nos dijo que no, teníamos un par de semanas de crédito para ciertos pedidos, eso puso en alerta máxima a Amy, quien estaba a punto de estallar de coraje. —Creo que tengo que hablar con mi papá para ver cómo debemos proceder. Amy estuvo hablando por teléfono con mi suegro un buen rato, mientras yo trataba de asimilar como era que Paulina se había atrevido a ello, con tal descaro y cómo pretendía que no nos diéramos cuenta. De inmediato pensé que ella ya estaba enterada de mis sospechas y pensé que seguramente podría huir. Entonces llamé a Diego Alexander para ponerlo sobre aviso. Cuando Amy terminó de hablar con mi suegro, nos despedimos de Fabiola y salimos con prisa para interceptar a Paulina. Al llegar al almacén, ya no estaba, había hecho la graciosa huida con el pretexto de que su madre estaba enferma y la tenía que acompañar al doctor. Un clásico pretexto, un cliché, una excusa más para tapar su crimen. Amy fue por su expediente, sabíamos donde vivían todos nuestros empleados, ya que con frecuencia debíamos llevarlos de regreso a casa en días festivos o con mucho trabajo. —Mi papá ya se está haciendo cargo de la denuncia, tal vez ella no vaya a su casa, pero tal vez no tenga a donde más ir. —Deja que la policía se encargue. Esta semana le retenemos su pago…Pasaron los días, en efecto no localizaron a Paulina, pero ya había una orden policial en su contra, por fraude… Me dolía tener que proceder de esa manera y no haberla podido enfrentar, no me gusta ser injusto, creo en las segundas oportunidades, pero hay situaciones que no dan para eso.El jueves por la tarde, llegó el pedido de los tulipanes, teníamos que hacer muchos arreglos florales, 150 para ser precisos. El sábado se celebraba el aniversario de una comunidad de extranjeros agricultores en México y Fabiola les había rentado el rancho para el banquete principal. No sé porqué pidieron tulipanes rojos, pero después de muchas horas de trabajo, por fin pudimos cumplir con aquel cometido. Cuando nos marchamos, después de dejar las mesas con sus respectivos centro de mesa, nos marchamos, no sin antes pasar a despedirnos de la anfitriona.—Franco, Amaranta, no sé cómo agradecerles todo lo que han hecho por mí, y les pido una disculpa por no haberme dado cuenta de que Paulina no estaba haciendo bien su trabajo.—No es tu culpa, al contrario, a mí me apena la situación, pero nosotros hemos cumplido y tú has podido dar tu evento.—Pero no les he pagado, a mí también me defraudaron, déjenme pagarles otra vez por favor. No me parece justo que hayan trabajado gratis. —Hagamos algo — dijo Amy — Dejemos la cuenta pendiente, y para fin de año, nos organizas la fiesta de nuestro personal y compartimos los gastos. Lo que tu consideres justo. ¿Qué te parece? Además, nos gustaría seguir siendo tus proveedores de flores. —Trato hecho.Salimos de aquel embrollo sin inconvenientes, cuando se acercaba el fin de año, Amaranta y Fabiola organizaron una gran fiesta para todo el personal de todas las florerías de la familia. Tuvimos que organizarla en miércoles, pues los fines de semana, por lo general estamos saturados de trabajo. Fabiola organizó una peculiar noche de casino, con máscaras y accesorios, música, karaoke y premios, intercambio de regalos. Terminamos afónicos y algo pasados de copas, volvimos a casa poco antes del amanecer. —Franco…— dijo Amy mientras se le barría un poco la voz — no vuelvo a tomar vino… Reímos, teníamos tanto tiempo sin relajarnos como aquel día, el trabajo a veces nos consumía y se nos olvidaba que aún éramos una pareja de recién casados, bueno, ya teníamos poco más de dos años, pero el tiempo vuela y hay que disfrutarlo. Unos días después, me llamó Marina mi hermana para sugerirme un par de fechas para nuestro encuentro.—¿Qué te parece Semana Santa?—Pero para ti es temporada alta…—Pero ustedes son mis hermanos. Puedo hacer una excepción. —Por mi adelante, entonces organiza todo. Mis hermanos estuvieron de acuerdo, la complicada era Danila, que viajaba desde Autralia, pero entre todos decidimos apoyarla en lo que fuera necesario para que pudiera venir. Y la vida tenía un rato en un cómodo estado de confort. Mi vida laboral era estable, mi relación con la familia también, mis salida semanal al club de toby con mi suegro, el tío Eugenio, a veces se nos unían Sebastián y Marco, y por supuesto Diego Alexander.Amaranta estaba feliz con la página de la casa de las flores punto com y se puso a estudiar marketing digital para las campañas publicitarias, todos los días me llegaba con mil y un ideas para sus campañas, al días siguiente las desechaba y escribía otras mil ideas más. No sé cansa, no sé cómo le hace y donde se llena de tanta energía. Una tarde, recibí una llamada, desconocí el número y decidí no contestar, si era urgente, volverían a llamar, y así fue, el teléfono sonó una vez más. —Diga…—¿Franco?—Si, ¿quién habla?—Diana Casanova ¿no me recuerdas?Mi mente comenzó a escarbar en mi pasado, Diana Casanova, ejecutiva del grupo Hilton con quien tuve muchos viajes de negocios y por supuesto una aventura amorosa que no llegó a ningún sitio. Tenía más de diez años sin saber de ella y de pronto me llama así, de la nada. —Necesito verte, estoy en México, ¿crees que podamos comer un día de estos?—¡Diana! Qué gusto tener noticias tuyas, pero no estoy en la ciudad de México.—Lo sé, me lo dijo tu exesposa, que estás viviendo en Querétaro, así que tú dime si este viernes podemos vernos, te invito a comer. —¿Cómo es que hablas con mi exesposa?—Oh, es que llamé a tu casa, para preguntar por ti, y ella me dijo que ya se habían divorciado, cosa que me sorprendió. —No sé si pueda este viernes…—Entonces jueves, Franco, no voy a aceptar una negativa de tu parte. Odiaba este tipo de circunstancias. ¿Cómo se atrevía a venir a querer hacer de mi vida todo?—Es importante que nos veamos, así que llego el jueves y me dices donde y a qué hora nos vemos, o voy a tu oficina, pero tenemos que vernos Fran. Guarda mi número, te mando un WhatsApp.Cuando se llegó el jueves, comenzó a enviarme mensajes desde las 7 de la mañana, pero que mujer más insoportable. No sabía si decirle a Amy o no, ¿por qué tenía que aparecer así de repente? Es más, lo nuestro fue después de mi divorcio, ¿cómo es que ahora ha tenido contacto con Evangelina mi exesposa? Así que le llamé a Evangelina para preguntarle porqué le había dado mis datos a esa loca y solo me respondió “dijo que era importante”. Ahora resulta que si alguien te busca con solo esa frase “es importante”, ¿tienes que acceder a una llamada con alguien incómodo?—Amy, hoy comeré con una colega de cuando estuve en el grupo hotelero, ¿tienes algún inconveniente? Si quieres puedes venir, me encantaría que vinieras conmigo.—No Franco, no, ustedes véanse, seguro tienen mucho que platicar, por mí no te preocupes, hoy como con mi tía Hortensia. —¿Segura? Me encantaría que vinieras.—Segura, diviértete…Mi plan no funcionó, que Amy viniera conmigo era mi plan de defensa, no sé de qué, pero no me daba buena espina este encuentro, hay días que uno siente que algo no va bien. Al llegar a la cita, recibí una llamada, al parecer habían localizado a Paulina, y la iban a detener, colgué emocionado la llamada y entre a un restaurante de comida mexicana, me encontré con Diana, que iba vestida con un vestido camisero tipo safari color verde, unos tacones que acentuaban sus piernas bien trabajadas pasando horas en el gimnasio, Diana es ese tipo de mujeres que a la mayoría de las chicas les cae mal, por ser excesivamente sexy y sensual, eso me lo dijo una vez mi hermana Marina, cuando se la presenté en un viaje a Nueva York. Era bastante encimosa y sabía conseguir lo que quería con sus dotes de mujer. Cuando llegué a la mesa gritó mi nombre, demasiado alto para mi gusto y lo primero que hizo fue plantarme un beso muy cerca de la boca, eso me tomó por sorpresa, cuando escucho que alguien me llama:—¿Franco? — Al girarme, me topo con María Gisela y Sebastián, no sabía si habían visto el beso que me dio Marina, pero esto se estaba poniendo mi estabilidad de cabeza, una pesadilla inesperada que no estaba dispuesto a vivir. Meterme en problemas sin haber hecho nada.Te invitamos a darnos Like en Nuestra pagina de FB e IG, para poder seguir leyendo nuestra apasionante historia, agradecemos tu apoyo para seguir creciendo y formando nuestra increíble comunidad.Da click aquí: https://www.facebook.com/LaCasaDeLasFlores.LaFloreria/Si quieres conocer nuestro catalogo floral: www.lacasadelasflores.comCon la colaboración de @patmunozescritora para La Casa De Las Flores-La FloreríaEsta historia es parte de nuestra historia por lo que cualquier parecido con hechos reales y similares están protegidos.Todos los derechos reservados, está prohibida la reproducción total o parcial de esta historia sin autorización de los autores.#lacasadelasflores#novela#queretaro#flores#floreria#floreriaenqueretaro#floresqueretaro#mividaentreflores#lilies#hortencia#margarita#arreglosflorales#rosas#enviodeflores#detalles#amor#drama#felicidad#novela#drama#historiasbonitas