CAPÍTULO 2

RODRIGO

Mi vida siempre ha sido buena, no puedo estar más que agradecido con la vida, pues a pesar de los malos ratos, he conseguido todo lo que he querido a lado de una mujer maravillosa. Lily y su vida entre flores, que poco a poco también se volvió parte importante en mi vida. El día que conocí a Lily me di cuenta de que el compromiso que mis padres estaban buscando con Mariana Nieto, la hija de una familia poderosa y acaudalada de Celaya era un gran error. Yo conocía a Mariana desde siempre, por la amistad de las familias Tapia y Nieto, sin embargo, nunca me pasó por la cabeza que mis padres estaban tramando algo entre nosotros, y como mi hermano Felipe era sacerdote, cosa que a mi madre le daba mucho orgullo, pues para ella era como haber cumplido una gran acción que le garantizaba las puertas al cielo, se sentía con la obligación de casarme con una dama de alta sociedad y darle nietos.No le había dado importancia a aquel asunto, hasta que conocí a Lily, “no Lilian ni Liliana, Lily, a secas…” Así se presentó ante mí, aquella mañana que fui a su casa a darles la noticia de su tía Teresa, que en paz descanse. Sé que le gusté, pues estaba algo nerviosa, y yo también, pero conseguí disimularlo mejor que ella. Cuando la vi entrar a la sala de su casa, con aquella charola con el juego de té y una flor en un pequeño florero, fue inevitable no sentir curiosidad por quién era esa mujer y porque el destino la había puesto en mi camino justo cuando mis padres buscaban anunciar el compromiso con Mariana Nieto. Después de aquel día, pasé varias noches en vela, debía ir a casa de mis padres a decirles que por ningún motivo me casaría con Mariana, pero mi padrino, el notario, el licenciado Jiménez, me envió unos días a Zacatecas a resolver un asunto de unas fincas que estaban en juicio. Cada vez que pasaba por una florería o veía a las mujeres indígenas vendiendo flores en la calle, me acordaba de Lily. Aquella sonrisa y esa sensualidad tan única. Volví el día de la lectura del testamento, y me animé a invitarla a salir, y cual fue mi sorpresa, que aceptó. Era una oportunidad maravillosa. Nos veíamos casi todos los días, a menos que tuviera algún viaje de trabajo, pero por una cosa o por otra, no había tenido oportunidad de ir a Guanajuato a hablar con mis papás. Sabía que le iba a causar un trago muy amargo a mi madre, pero el consejo de mi padrino fue: “Haz lo que te haga feliz a ti, no a tu madre”. Y aunque dolía causarle una decepción, mi padrino tenía toda la razón.A finales de agosto, mi tío me envió a Chihuahua, otro tema de un intestado originario de Querétaro, por lo que no me quedó más remedio que viajar, prometiendo a mi querida Lily volver pronto. Mi idea era proponerle matrimonio, ya teníamos unos cuatro meses, para muchos, tal vez era poco tiempo, para mí, ya nos habíamos tardado. No había nada que pensar, Lily, era y será siempre el amor de mi vida. Como en cada viaje, le dejé encargado al señor de la chocolatería de allende, le hiciera llegar chocolates a mi novia. Nunca se me hubiera ocurrido enviarle flores. Cuando volví de aquel viaje, mis padres me pidieron que fuera a Guanajuato, cual fue mi sorpresa, que habían anunciado nuestro compromiso en la sección de sociales del Heraldo y el Sol de León. —¡Mamá! ¿Cómo se te ocurre?—¿Para qué esperar? Mariana es una mujer muy preparada, educada, de buena familia y muy guapa. —Pero no la amo. Tengo una novia en Querétaro, y me voy a casar con ella.—¿Cómo se te ocurre? Sobre mi cadáver. No voy a permitir que te cases con cualquiera. Esto ya lo habíamos hablado antes Rodrigo, y no está sujeto a discusión.—Eso lo veremos…Salí furioso de casa de mis padres, fui a buscar a papá a su despacho, pero su secretaria me dijo que había salido a buscar al licenciado Trueba por un contrato… Decepcionado, me marché a la estación de tren para regresar a Querétaro, necesitaba hablar con Lily, antes de que se corriera la voz, pues, aunque eran ciudades distintas, Querétaro y Celaya estaban muy cerca, y había gente que iba y venía con frecuencia de una ciudad a otra.Al llegar a su casa, su madre me recibió muy seria. Me dijo que Lily tenía unos días encerrada, que estaba muy triste y no paraba de llorar. —¿Le hiciste algo Rodrigo? Porque hasta las flores del patio se han decolorado y algunas hasta marchitado, como si el estado de ánimo de Lily influyera en ellas. —No tengo idea señora Margarita, déjeme hablar con ella. ¿Puedo?—Inténtalo. Lily me gritó, me dijo cosas horribles, y con toda la razón. No sé cómo, pero se topó con el periódico donde la nota de mi compromiso estaba anunciada con letras gigantes y una foto de Mariana y mía, si mal no recuerdo, en mi graduación, donde ella y su familia, fueron invitados de mis padres. Por más que traté de explicarle a Lily las cosas, no hubo manera de hacerla entender. Resignado me salí de ahí prometiéndole que lo resolvería. Hablé con su mamá y le dije que resolvería todo, que era un malentendido, y en verdad lo era. Yo no me iba a casar con Mariana, aunque mis padres y los de ella estuvieran necios con la idea.Pasaron algunas semanas, todos los días llamaba a doña Maggy para que me pusiera al tanto de Lily. Estuve hablando con Eugenio, su cuñado, no éramos amigos, pero si algún día íbamos a ser familia, debía tener aliados para reconquistar a Lily. Le pedí ayuda a mi hermano Felipe, que hablara con mis padres y me apoyara con la cancelación del compromiso. Mi padrino, también abogó por mí, y a regañadientes, a mis padres no les quedó más remedio que acceder. En uno de mis viajes a la ciudad de México, me enteré por Eugenio que Lily estaba allá. Que tenía varios días haciendo auto terapia con Hortensia, trabajando con una señora que era como una experta en flores, yo todavía no estaba tan empapado del tema, pero Doña Rebeca era una especie de entrenadora en la floristería. —Eugenio, necesito que me ayudes con algo, y por supuesto también necesito ayuda de Hortensia. Ya cancelé mi compromiso con Mariana, solo falta ir a hablar con ella y con sus padres, aunque mi padre ya tuvo una plática previa con su padre, no sé como vayan a salir las cosas, pero necesito ver a Lily para pedirle perdón y si me perdona, pedirle matrimonio.—Cuenta con ello, creo que unos ramos de flores te ayudarían.—Nooo, pero ella vive entre flores.—¿Y eso qué? El que seas abogado, no quiere decir que nunca vayas a ocupar uno.—Si tú lo dices. —Las rosas rojas tienen un efecto mágico.—¿Cómo lo sabes?—Lo dice Hortensia.Aquellas charlas eventuales con Eugenio, forjaron una gran amistad y lealtad, que después se fortaleció con los años. Aquella tarde me confesó los problemas que tenía con Hortensia, quien al parecer estaba celosa de Lola, su secretaria. Y no es para menos, la mujer tenía un cuerpo de infarto y usaba unos escotes poco profesionales. Me confesó que Lola le insinuaba con frecuencia y había ocasionado varias discusiones con Hortensia. Al final, Hortensia entró a estudiar a la escuela comercial la carrera de administración, y eso la mantenía ocupada, por lo que Eugenio, envió a otro puesto a Lola y así pudo solucionar la tensión por un tiempo. Volví a Celaya, tenía cita con Mariana y sus padres. Mi padre me acompañó. Mi madre se reportó indispuesta. Decía que moría de vergüenza.Antes de entrar a casa de la familia Nieto, Mariana me pidió que conversáramos. Ella me juró que estaba de acuerdo con la cancelación, que por ella estaba perfecto y no me preocupara. Aunque le tenía aprecio, agradecía sus palabras, pero noté algo raro en su mirada. Saliendo de ahí, papá nos invitó a tomar una copa, el tomó el tren de regreso, el chofer de la notaría y yo volvimos a Querétaro. Ahora tenía que armar un plan para citar a Lily en algún lugar neutro y pedirle perdón.Su madre me ayudó, Sebastián también, la citamos en la casa de la tía Teresa, con el pretexto de que un cliente quería rentarla y ahí estaba yo, con mil rosas y un anillo de compromiso. Cabe mencionar que Doña Maggy y Sebastián me leyeron la cartilla. “Nada de sorpresas incómodas”, “No la decepciones otra vez”, “Ámala y cuídala” y no podía faltar un “Si la vuelves a lastimar, te parto la cara…” Este último, de mi pequeño cuñado Sebastián, quien con el tiempo se volvió un gran amigo y cómplice.Lily y yo organizamos la boda con mucha ilusión. Comenzamos a remodelar la casa de la tía, para vivir ahí después de nuestra luna de miel. La boda fue pequeña pero elegante y con estilo, mis padres, vinieron por compromiso y la familia cercana. Mi padrino me acompañó a pedir la mano de Lily, pues mis padres y yo no estábamos en buenos términos. Mi familia trató de modo indiferente a mi nueva familia política, pero gracias a que mi padrino me apoyaba en todos los sentidos, pues me estaba preparando para dejarme la notaría. Lily se portó a la altura, antes de marcharnos me pidió un tiempo a solas, se fue a casa de su madre y se quedó sentada en el patio observando sus flores, como si estuviera en un templo meditando o haciendo oración y luego salimos disparados en cuanto Hortensia y Eugenio nos dijeron que nos llevarían al aeropuerto de la ciudad de México. Un vuelo cancelado y una mala decisión. Parece extraño pero aquel domingo, rentamos un coche, aún hay quien me pregunta que como fue que conseguimos ese coche en renta. El destino. Salí del hotel de la carretera a buscar un teléfono, y perdí cinco años de mi vida con Lily y nuestra hermosa hija Amaranta, me perdí el embarazo, su nacimiento, sus primeros años de vida, y luego la conocí en circunstancias igual de extrañas, cinco años después. Mi corazón se removió de ternura la primera vez que vi su foto. Recuperar la memoria fue un proceso complejo, pero lo logré. Esos cinco años, estuve estacionado en un pueblo, San Juan Nepomuceno, donde el párroco, el padre Ramiro me acogió y me dio el puesto de sacristán, mientras daban con mi familia.Gracias a que mi papá publicaba cada año en el periódico de Chilpancingo una nota donde solicitaban información de mi paradero, fue como el padre Ramiro me reconoció. Yo era un abogado con familia. La noticia me cayó como un balde de agua fría. Conocería a mi esposa, otra vez y a mi hija. Me di cuenta de que Lily y mis padres habían construido una relación cordial, gracias a mi hermano Felipe, que después de mi desaparición, pidió su regreso a Querétaro para poder estar cerca de Amaranta y de mis padres. La paciencia que me tuvo Lily en mi proceso de recuperación fue maravillosa. Puedo afirmar que el día que la conocí me volví a enamorar de ella, y la conexión que tuve con Amaranta, quien ya tenía unos cuatro años de edad, fue mágica. Mi terapia ocupacional, era ayudar a Lily con las flores, ya fuera quitarle las espinas, mantenerlas hidratadas, moverlas de un lugar a otro para que el clima no les afectara y largas pláticas con Lily y miembros de la familia sobre nuestro pasado y con mi pequeña Amaranta, quien me motivaba a volver a ser quien era antes. Pero no todo fue miel sobre hojuelas, tal parecía que mi regreso hubiera traído una mala racha. Varias cosas malas le ocurrían a Lily, y la peor de todas, fue cuando alguien provocó un incendio en la florería que tenía ya en nuestra casa.Mientras fui recuperando la memoria, me di cuenta de que Mariana Nieto, confabulada con mi prima Roxana, quien había tratado de meter cizaña entre Lily y yo, haciéndome creer que yo la había manipulado para casarnos. En momentos tenía dudas, pero afortunadamente recuperé la memoria y pude entender que Roxana y Mariana estaban tratando de acabar con Lily y mi matrimonio. Cuando descubrí sus artimañas, metimos una demanda en su contra, habíamos conseguido suficientes pruebas, por lo que el Sr. Nieto, al enterarse de los líos en los que estaba metida su hija, la mandó junto con Roxana a vivir al extranjero, con la condición de que no volvieran nunca. Lily no se enteró de ello, al menos no por mí, simplemente creyó que habíamos pasado la mala racha. No creí necesario darle tanta información. Apliqué mis exámenes, recuperé mi título y mi cédula profesional y me volví notario. Mi padrino, no por nada, fue un gran mentor y agradezco que me haya asignado el peculiar caso de la herencia de la tía Pereza, que, aunque no lo crean, la llegué a visitar y contaba de sus sobrinas las de la florería. Nunca me contó porqué estaban distanciadas, fue hasta que me involucré con Lily que, Doña Teresa las sacó de su vida cuando murió el papá y Maggy quedó viuda.“Mi papá era un jugador, apostaba lo que podía, y gastaba más de lo que producía… Aunque conmigo siempre fue un padre cariñoso, sé que le hizo mucho daño a mi mamá…” La tía Pereza nunca me habló de su sobrino, creo que en el fondo se arrepentía de haberlo protegido y haber desprotegido a Lily, Hortensia y Sebasatián.Nuestra Amaranta tuvo una hermosa infancia, pero como dice mi padre “yo tenía muchas que pagar”, y la adolescencia comenzó a hacer de las suyas. Amaranta era rebelde, fiestera, coqueta y preciosa. Tenía pretendientes, lo notaba cuando salíamos a la calle, como todos los idiotas se la comían con los ojos, mi mirada retadora los mantenía lejos, pero Amaranta tenía pésima relación con Lily y, Hortensia y su abuela Maggy eran sus cómplices, dejando a Lily fuera de las conversaciones. De algún modo, Maggy mi suegra siempre le daba buenos consejos y la cuidaba, pero me preocupaba que nuestra relación se viera afectada. Al final es una edad complicada, donde lo que los adolescentes lo que menos quieren es tener algo que ver con su mamá o su papá, y para colmo, Lily se embarazó de nuestro hijo Marco, Amy estaba cumpliendo 15 años. Le gustaba irse a casa de su abuela Maggy disque a trabajar las flores, pero sé que era un pretexto para no estar con nosotros y poder tener algo de libertad.Fue noviera, alocada y no salía de un lío cuando ya estaba metida en otro. ¿Qué hubiera sido de su vida sin nuestro apoyo a pesar de que varias veces le tuve que dar la espalda para que madurara?De todos sus novios, puedo decir que ninguno fue mi favorito, Rafael era un adolescente con las hormonas muy alborotadas, el sobrino de Eugenio, Iván, que era otro chico con ideologías inciertas, pero Amy lo quería mucho y luego el gringo, con quien tuvo una relación sin compromisos, pues ella decía que, al volver a México, todo acabaría. Durante la universidad, cuando ingresó a la carrera de arquitectura, pensé que sería un poco más tranquila, pero no, entre trabajos escolares y la fiesta con sus amigos y el novio en turno, Enrique, era buen muchacho, pero para ser honesto, no era el hombre que esperaba para ella, pero decían amarse. Luego, me decepcionó por completo con su huida al enterarse del embarazo y dudar de Amaranta.Cuando me enteré de que iba a ser abuelo y que Enrique se había largado a Alemania, ganas no me faltaron de mandar por él y traerlo arrastrando… pero preferí ignorarla. Le retiré todo el apoyo económico y moral, y aunque sé que eso la hizo madurar, a veces me arrepiento de haber sido tan duro. Se fue de casa y se instaló en casa de su abuela Margarita. Sé que mi madre y mi suegra le ayudaron y le dieron todo el apoyo moral que yo no le di. Lily me pedía que hablara con Amy, que eso le pudo haber pasado a cualquiera y al final, el bebé no tenía la culpa de nada.Lily, todo lo contrario, a pesar de su enojo con Amy, poco a poco comenzó a encontrar un punto de conexión con ella. Pero cuando nació Diego Alexander, mi vida se transformó y todos nos volvimos locos de amor por él. Ser abuelo se volvió algo que me llenó de vida. Aún mi hijo Marco era un niño, así que Diego Alexander fue como su hermano pequeño. Marco siempre ha sido muy buen chico, todo lo contrario, a la rebelde de Amaranta, de algún modo es como su madre: libre, loca y rebelde. Con ideas firmes, pues dejó la arquitectura a pesar de tener talento y haber terminado la carrera sin mi ayuda. Al igual que su madre ha seguido con el negocio, la mejor herencia que pudo recibir de su abuela, mantener con vida aquella casa de las flores. Fui padre y abuelo para Diego Alexander, hasta que por fortuna y aunque no me gustó la idea, Enrique volvió para conocer a su hijo, y se reencontraron. Ahora, son padre e hijo y yo soy únicamente su abuelo Ro… Amaranta me ha dado tanto, ahora no puedo más que sentirme orgulloso de sus logros. Es una empresaria con metas muy altas y las ha ido alcanzando poco a poco. Si de flores se trata, se las ha ingeniado para aprender y ser líder en el mercado. Ha buscado retos, se ha preparado y como ella dice, “soy arquitecta de profesión, pero florista de corazón”. “No te limites a ti mismo sólo porque otras personas no aceptan el hecho de que puedes hacer otra cosa” AnónimoCon la colaboración de @patmunozescritora para La Casa De Las Flores-La Floreríawww.lacasadelasflores.comEsta historia es parte de nuestra historia por lo que cualquier parecido con hechos reales y similares están protegidos.Todos los derechos reservados, está prohibida la reproducción total o parcial de esta historia sin autorización de los autores.#lacasadelasflores#novela#queretaro#flores#floreria#floreriaenqueretaro#floresqueretaro#mividaentreflores#lilies#hortencia#margarita#arreglosflorales#rosas#enviodeflores#detalles#amor#drama#felicidad#novela#drama#historiasbonitas#inversion#celaya#sma#proyectoparainvertir#floreriasencelaya#floreriasensanmigueldeallende