Mi Vida Entre Flores
CAPÍTULO 3 CADA ROSA TIENE SU ESPINA No volví a ver Rodrigo hasta el día de la lectura del testamento, fue un viernes de marzo de 1976. Mientras el licenciado Enrique Jiménez Esquivel -el notario-, un hombre respetable en la ciudad por su impoluta reputación nos leyó a: Horte, Sebas, la madre superiora del asilo Seguir leyendo »